Chaval, que tratas a tu novia con un desprecio que no sé dónde habrás aprendido. Que la insultas porque te sientes el gallito del corral. Chaval, que te crees que la displicencia de tus contestaciones es señal de fortaleza, cuando te convierte en un patético chulo. Cada insulto, cada desplante, cada vez que le dices que no vale nada, cada wassap cargado de exigencia y bordería, cada golpe que das en la mesa, cada empujón o zarandeo, si llega el caso, es la prueba de que eso que, tal vez, llamas amor, no lo es. Porque el que ama respeta, respeta la libertad de quien ama, y sus ritmos, y sus silencios o sus palabras. Claro que quien ama quiere ser correspondido, pero no a golpes. ¿No lo entiendes? Se trata de que te quieran, no de que te teman. Ambos sentimientos no se parecen en nada, aunque haya quien a veces los confunde. Seguro que te dices que tú no eres un maltratador, que maltratador es el que sale en la crónica negra de los telediarios. Que lo tuyo es amor, que el mundo exagera, y que nadie más entiende lo que hay entre vosotros ni tiene por qué meterse. Pero no te engañes, chaval. Ya has empezado. Y no la mereces. Aunque te creas que eres el no va más, y que es ella la que suspira por ti. No la mereces, y cualquier día te dará el corte que necesitas, te mandará a freír puñetas, y se irá con alguien que sí la merezca y con quien pueda tratarse de igual a igual, desde el cariño y la confianza. O se irá sola, que no necesita un gañán a su lado. Pero se irá. Y lo peor es que, tal vez, seguirás sin entender qué ha pasado. Creerás que son otros los que la han predispuesto contra ti, sin comprender que el problema, siempre, fuiste tú, convencido de lo mucho que merecías.
Hoy es el día internacional para la eliminación de la violencia contras las mujeres. Cada día aparecen nuevos estudios sobre malos tratos en relaciones de pareja jóvenes. Y sobre la justificación de conductas machistas en adolescentes y jóvenes. No hay sumisión que valga. No hay justificación para la violencia ejercida por razón de género. No la hay.
José María Rodríguez Olaizola sj
pastoralsj
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