El libro de Nello Scavo y Roberto Beretta elenca muchas falsas noticias sobre Bergoglio, que se han vuelto virales en internet y en otros ambientes
Algunas son evidentes montajes, otras son el resultado de incompetencia o de charlatanería, otras han sido sutilmente confeccionadas para lograr ponerle en la boca palabras que nunca ha dicho ni pensado: la galaxia de internet está llena de “falsas noticias” sobre el Papa Francisco, y el Pontífice no es el único blanco de los falsificadores, claramente. Y las hay de todo tipo: desde las festivas hasta las que se ponen al servicio de la mentira. Se ocupa de todo ello el libro “Fake Pope” (ediciones San Pablo, 272 pp.), interesante libro escrito por dos periodistas italianos de relieve: Nello Scavo y Roberto Beretta: el primero es corresponsal en puntos “candentes” del planeta, que llevó a cabo una personal y muy documentada investigación sobre la vida de Bergoglio durante los oscuros años de la dictadura en Argentina; el otro es atento observador de la vida eclesial, capaz de comentarios irónicos y afilados. El resultado es un “cocktail” de ágil lectura, pero con un objetivo valor documental.
Los autores han reunido 80 de las principales acusaciones contra el Papa, en todo de contra-réplica punto por punto. Las relaciones con las dictaduras de América Latina, la masonería, el Cónclave manipulado, las acusaciones de “herejía”, los nombramientos errados, las relaciones con la Curia, con los medios de comunicación, los escándalos y también las metidas de pata… Distinguir entre mentira y verdad es tarea de quienes creen en el periodismo y en su profesionalidad.
Un apéndice importante (y revelador) del volumen es el que incluye tantas fotografías retocadas y la prueba de los montajes. Está, por ejemplo, la foto en la que se ve el Papa al presentarse desde la logia central de San Pedro después de su elección. En la sombra que el cuerpo del Pontífice proyecta sobre el mármol de la fachada, se ven dos puntas que confieren a la sombra de la cabeza del recién nombrado obispo de Roma un aura diabólica.
«Más que una foto –explican los autores del libro–, esta es una alegoría. Es tan evidente la intención metafórica (y denigratoria) que la imagen debería transmitir según el autor… Está la sombra del diablo en la elección del Papa Francisco: tan evidente que “se ve”, efectivamente, impresa en la fachada de la Logia de la bendiciones desde la que el neo Pontífice se está asomando. El “retoque” fue simple, como se ve, precisamente, al comparar el original de abajo: basta un pincelazo, surgen los cuernos y se monta el teatrito. Por lo menos para quienes quieren ver al diablo en donde debería haber solamente “agua bendita”». Efectivamente, si se compara la imagen original, se ve claramente que la que muestra esas dos puntas que salen de la sombra de la cabeza es un retoque.
Entre otros ejemplos de retoque de imágenes, está la del primer “selfie” del Papa Francisco, contrabandeada en 2015 y que tuvo miles de “likes” en Instagram, con una cuenta que alude al Vaticano. «La imagen en cuestión –se lee en el libro de Scavo y Beretta– fue tomada de una video-conferencia en la que el Papa participó con algunos jóvenes de diferentes partes del mundo. Cayeron en el jueguito hasta ilustres canales periodísticos oficiales, como la CNN».
Y también circuló en internet una foto en la que Francisco estaría demostrando estar sometido al «poder judío». Se ve al Pontífice besando la mano de algunos ancianos con la “Kippah”, y el título es: «El Papa besa la mano de manera humillante a uno de los jefes del terror masónico-judío». Debajo, con caracteres mayores, se lee: «Si fuera tú, comenzaría a hacerme algunas preguntas». Totalmente cierto, hay que hacerse algunas preguntas, para preguntarse quién falsificó esta imagen calumniosa, puesto que Francisco, durante la visita al museo Yad Vashem, el Memorial de la Shoah, en la gran sala donde arde la llama perenne en recuerdo de los seis millones de hebreos exterminados por los nazis, sí, le besó la mano a algunas personas, con un gesto de respeto, pero esas personas sobrevivieron al Holocausto, unos cuantos que escaparon de los campos de concentración.
Vatican Insider
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