Una herida tratada hasta ahora con una medicina que, lejos de curar parece haberla
ahondado más en su espesura y dolor. Debemos reconocer que se realizaron diversas
acciones para tratar de reparar el daño y el sufrimiento ocasionados, pero tenemos que ser
conscientes que el camino seguido no ha servido de mucho para sanar y curar. Quizás por
querer dar vuelta la página demasiado rápido y no asumir las insondables ramificaciones de
este mal; o porque no se tuvo el coraje para afrontar las responsabilidades, las omisiones, y
especialmente las dinámicas que han permitido que las heridas se hicieran y se perpetuaran
en el tiempo; quizá por no tener el temple para asumir como cuerpo esa realidad en la que
todos estamos implicados, yo el primero, y que nadie puede eximirse desplazando el
problema sobre las espaldas de los otros; o porque se pensó que se podía seguir adelante sin
reconocer humilde y valientemente que en todo el proceso se habían cometido errores.
De la carta del Papa Francisco a los obispos chilenos
Fuente T13
Fuente T13
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