La situación es tremenda. Toda la conferencia episcopal
chilena renunciada. Es algo inaudito. La carta que el Papa envió ayer a los
obispos es conmovedora. El documento que el Papa les había entregado, y que se
filtró, para discernir junto con él el futuro de la Iglesia, revela el impacto que han producido
en Francisco los gravísimos abusos sexuales, psicológicos y de conciencia, de
mayores y menores; y a su vez, estremece a los católicos por el tipo de
inmoralidades cometidas por obispos y mandos medios en labores de encubrimiento
de tales abusos y delitos. El documento es, sobre todo, un verdadero programa
de reforma de la Iglesia chilena. A pie
de página se da ejemplos claros de irregularidades deshonestas. Cualquiera
puede imaginar que el informe de Scicluna de 2,300 documentos que entregó al
Pontífice, es espeluznante.
¿Qué viene? Todos los obispos han renunciado. Suponemos
que Francisco acogerá la renuncia de algunos. ¿Cuántos? Es casi seguro que
saldrán de la conferencia los cuatro dirigidos espirituales de Karadima. Además,
todos los que ya habían renunciado por edad. Entiendo que son cuatro. ¿Alguien
más? Es difícil pensarlo. A no ser que haya sido incoado un proceso canónico en
contra de alguno otro y que haya terminado en una condena, cosa de la cual no
hay ningún indicio. Es decir, en el futuro inmediato tendrá que nombrarse a
ocho obispos y a un noveno por la sede de Valdivia.
¿Qué viene? No sabemos si los obispos que queden y
los nuevos que estarán a la altura de las exigencias que el Papa les ha puesto
en el documento en comento. Francisco pide a todos trabajar por una Iglesia profética que sepa “poner a Cristo en
el centro” de su corazón y de su acción. Un Iglesia profética, como fue la que encaró las
violaciones de los derechos humanos, y no como la que vino después, la de la
jerarquía que “dejó de mirar y señalar al Señor para mirarse y ocuparse de sí
misma”. Surge una pregunta inquietante: ¿estarán capacitados los obispos que
queden para emprender una conversión de esta magnitud? ¿Hay sacerdotes que
puedan ser nombrados para reemplazar a los que se van que cumplan con estas
condiciones?
El Papa Francisco delinea un programa y pone los
fundamentos para esperar algo mejor. Por de pronto, recuerda que Dios actúa en
el santo pueblo de Dios y que en este pueblo hay una fe y una energía
extraordinaria. Si los futuros obispos no se nutren y aprenden del pueblo de Dios
en quien reside la fe de la Iglesia,
creo yo, volveremos a lo mismo. Urge, por tanto, dar participación a los fieles
en la organización de su Iglesia. Lo
dice Francisco con estas palabras: “Permítanme la insistencia, urge generar
dinámicas eclesiales capaces de promover la participación y misión compartida
de todos los integrantes de la comunidad eclesial”, dejando de lado los
elitismos. ¿Participarán en alguna instancia los laicos en la elección de los
próximos obispos?
Es la hora de los laicos. Esperamos que la nueva
generación de obispos termine de “ordenar la casa” y se ponga al servicio de la
Iglesia. Lo hagan o no lo hagan, ya
ahora los católicos, curas y fieles debieran asumir un rol protagónico. Es
imperioso crear algo nuevo. Se necesita una Iglesia a modo de comunidad de comunidades. Se
necesitan comunidades de todo tipo que exijan respeto y participación, capaces
de representar con respeto sus diferencias a la autoridad y de rebelarse contra
los atropellos. No más abusos, este puede ser el lema. Más creatividad, más
solidaridad con el prójimo, más participación de las mujeres, en una palabra,
más Evangelio.
1 comment:
Coco, lo que sigue ahora es que esta "renuncia" siga bajando a todas las esferas de la Iglesia hasta que no queden secretos ni refugios para el abuso y el encubrimiento. Que los SJ que encubrieron a JM Leturia y a otros abusadores de la Orden se retiren y dejen de aparecer como referentes. Y así en todas las congrgaciones y comunidades. Aprovechemos el mensaje el soplo del Espíritu hasta que no quede piedra sobre piedra.
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