Monday, May 28, 2007

Algo para pensar y orar en esta semana


Pentecostés nos enfoca al "Ahora". El Espíritu Santo nos da la confianza de ser tal como somos hoy, posiblemente deprimidas(os), ancianas(os), enfermas(os):
No contemplamos los árboles y decimos que debían ser retoños. Los árboles viejos pueden tener algunas ramas quebradas; pero muestran una belleza que refleja los años que han vivido.
Para el Espíritu Santo nada deja de estar de moda: puede crecer; pero nunca muere. Nuestro cuerpo puede morir, pero usted y yo no moriremos.
Cuando tienes quince años, no deseas saber como eras a los diez; estás mirando el futuro, deseando ser diferente, lo que no trae la paz.
La paz llega junto al conocer que tener quince años, significa que en cada uno de esos años algo ha crecido en mí.
Mis éxitos suceden gracias a la forma como enfrenté mis fracasos: he sobrevivido a muchos dolores, y he aprendido de ellos.
El Espíritu Santo le habría enseñado a Pedro a meditar sobre su negación de Cristo y el canto del gallo; Pedro habría preferido olvidarlo, borrarlo de su historia.
En vez de eso aprendió a incorporarlo a su relación con Dios, junto con las tiernas palabras que Jesús le dirigió luego de su Resurrección: "apacienta mis ovejas."

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