Monday, August 04, 2008

Al anochecer, la invitación es a tener un encuentro con el Señor de la Vida


Mateo 14:22-33
Inmediatamente después, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento les era contrario. De madrugada se les acercó Jesús andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo enseguida: "Animo, soy yo, no tengáis miedo! Pedro le contestó: "Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua". El le dijo: "Ven". Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: "Señor, sálvame". En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: "Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?". En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo: "Realmente eres Hijo de Dios".
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Caminó Pedro sobre las aguas?
Se bajó de la barca y se trasladó sobre las olas, con viento en contra, hasta que dejó de conectar su ojos con los de Jesús y se hundió?
Suena como algo mágico y muy dramático.
Los lectores de este Evangelio ni siquiera deben haberse hecho esta pregunta.
Ellos creyeron y dijeron: "Pedro siempre camina sobre las aguas".
Ellos quieren decir que en toda nuestra vida debemos actuar con la confianza puesta de Dios, y que hundirse significa separarse de Dios.
Nosotros también caminamos sobre las aguas - todo el tiempo.
Caminamos apoyados en la confianza en Dios, y sabemos que a veces, esa confianza es tan real, que podemos entregarle nuestras vidas para siempre.

Espacio Sagrado

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