“Se dio la vuelta, entristecido, porque tenía muchas riquezas” (Mc 10,22)
La palabra conformismo suena mal. Evoca la falta de espíritu para luchar, para oponerse a lo que conviene derribar, para gritar contra el silencio injusto. Y ciertamente, hay que ser un poco inconformistas. Intuir nuevos caminos. Pelear. No hay que caer en una resignación derrotada, convencidos de que “Dios quiere esto” y ya está. Dios no quiere muchas de las cosas que ocurren, y ahí nos toca a nosotros imaginar otros caminos.
¿En qué quizás me siento demasiado conformista?
pastoralsj
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