Religiosos y misioneros contribuyen a la promoción de las comunidades indígenas del Amazonas
(Graziela Cruz y Léo Mendes) Evangelizar en la región de la Amazonía, en Brasil, no es una tarea fácil: caminar durante kilómetros, montar en camiones o autobuses, navegar por los ríos en bote o canoa, comer lo que se ofrece. Cada día en un sitio nuevo, y cada noche en una cama diferente. Los objetos personales se quedan en una bolsa o mochila sencilla y, en algunos casos, el río es la única compañía, también utilizado para lavar la ropa y bañarse. Ésta es la rutina de un gran número de personas que dedican sus vidas a la evangelización de los pueblos ribereños y las comunidades indígenas amazónicas.
Sergio Castriani es obispo de la Prelatura de Tefé, en el Estado de Amazonas, desde 1998 y vive constantemente esta experiencia. Dice que los ríos, los bosques, el silencio y la contemplación son parte de un escenario que le permite ver a Dios en el camino, incluso en medio de la pobreza extrema.
Como anécdota, en una visita a la comunidad más lejana de Tefé, la parroquia de Itamarati, el equipo de la Prelatura llegó después de horas de viaje bajo un sol ardiente. Los misioneros fueron recibidos de forma más generosa en una casa donde sólo había lo básico. “Eran una pareja de ancianos con una nieta con problemas de salud mental y nos recibieron muy calurosamente. Hablamos y oramos, y al irnos, la anfitriona nos dio dos docenas de huevos, una bolsa de limones y algunas papayas, para el obispo”, recuerda con emoción.
Monseñor Sergio asegura que es a través de los pobres como es posible ver el rostro y la misericordia de Dios. “Sólo aquéllos que tienen el privilegio de reunirse con los pobres reciben la revelación de lo que es el reino de Dios, porque el Reino les pertenece a ellos”, concluye.
Hacia la solidaridad y la prosperidad
La falta de profesionales cualificados y de líderes comunitarios impide la secuencia de los trabajos en todos los ámbitos, sea dentro de la Iglesia o en servicios básicos. “Salud, educación, justicia y servicios públicos son, en general, precarios y funcionan de acuerdo con la voluntad de los concejales y alcaldes. El Estado, en la mayoría de los casos, no está presente”, explica el obispo de Tefé.
Por contra, las congregaciones religiosas caminan hacia la solidaridad y llevan la prosperidad y la asistencia espiritual a las comunidades ribereñas. El obispo Sergio reconoce la importancia de su trabajo: “No puedo decir qué sería de nuestra Iglesia sin la presencia, el testimonio y el servicio de los religiosos y religiosas que trabajan aquí. Ellos son esenciales para el éxito pastoral y de vida de las comunidades”.
Vida Nueva
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