Friday, May 04, 2012

Las lagunas del Vaticano II a 50 años



Entrevista de Vatican Insider con el padre conciliar Giovanni Franzoni, uno últimos protagonistas del Concilio

GIACOMO GALEAZZICIUDAD DEL VATICANO
La Santa Sede se está concentrando en una importante aventura: una reflexión sobre el Concilio Vaticano II, que anime el Año de la Fe y que ponga en marcha una nueva estación para el cristianismo y para la Iglesia católica en el mundo. Tal vez el ex perito conciliar Joseph Ratzinger depare alguna sorpresa para esta revisión de la herencia del Concilio en la perspectiva del Año de la Fe. El ex abad de la Basílica papal de San Pablo, Giovanni Franzoni (actual líder de las comunidades de base que se reunirán en Nápoles del 28 al 30 de abril en su congreso nacional anual), fue el padre conciliar más joven y, en esta entrevista con Vatican Insider, ofrece una reflexión a 50 años del Concilio.



Para usted, que participó, ¿qué fue aquel evento religioso? ¿Hay más motivos para estar satisfechos o para lamentarse del Concilio Vaticano II?


Acabo de volver de Madrid, en donde pronuncié una conferencia introductoria en un encuentro internacional de teólogos dedicado justamente al 50 aniversario del Concilio. Suscitó clamor, y el periódico “El País” le dedicó toda una página; mi tesis es que ya en los documentos conciliares había una serie de puntos débiles que habrían frenado y limitado el impacto reformista del Vaticano II.



¿Por qué habla de puntos débiles en los documentos del Concilio?


La involución del Concilio estaba escrita en aquellos documentos, a los que les redujeron el impacto para obtener la unanimidad del voto. Todas las fórmulas como «si el tiempo lo permite, hay que hacer consejos pastorales»; «si el obispo lo considera oportuno...» servían para acontentar las pulsones, las resistencias y las presiones de los episcopados más conservadores y reacios a renovar profundamente la Iglesia.




¿Quién frenó el Concilio?

Los que más obstaculizaron la acción reformadora fueron los episcopados italiano, español y brasileño. Los obispos brasileños de la época todavía no tenían una orientación progresista, como habría sucedido después de la histórica conferencia del episcopado latino de Medellín de 1968.  Cuando pienso en las novedades que introdujo el Concilio y que nunca fueron metabolizadas completamente, me viene a la mente la imagen del pitón que traga una cabra y después tarda muchísimo tiempo para digerirla y consumirla lentamente. En Madrid recibí duras críticas de parte de muchos teólogos por la gestión del Vaticano II de Pablo VI, pero yo defendí su extenuante defensa de la laicidad del estado en relación con la religión.



¿Cuáles son los méritos de Pablo VI en la gestión del Concilio?


Para el 80 aniversario de la “Rerum novarum”, el Papa Montini se negó a escribir una encíclica social y prefirió mandar una carta al presidente del Pontificio Consejo “Justicia y Paz”, en la que nombraba detalladamente los principales males sociales de la época y concluyó muy originalmente, como ningún Pontífice había hecho antes, es decir admitiendo que «No tenemos una respuesta». Además, en la encíclica “Popolorum progressio”, Pablo VI no añadió los problemas y los errores del socialismo a la lista de los daños del capitalismo, como era constumbre en los documentos del Magisterio, para decir que no estaba bien. Y luego, hay un episodio muy revelador de la actitud de Pablo VI.



¿Cuál?

El patriarca de los Melequitas, Massimo IV, había deplorado en el Concilio que la Iglesia fuera para los pobres, pero que les dejara en su pobreza, mientras que la Iglesia deía estar con los pobres. Pocos días después, en un pontifical en la Basílica de San Pedro, como muestra de deferencia para con los pobres, Pablo VI se quitó el triregno de la cabeza en el ofertorio y lo depositó justamente sobre las rodillas del patriarca Massimo IV, que estaba sentado cerca de él. Era la señal de que el Pontífice deponía el poder temporal para estar al lado de los pobres. Después, la tiara acabó en una teca y viajó por los Estados Unidos para recoger fondos para los pobres; por verla, se pagaba un dólar.

 ¿Por qué tantas críticas a Pablo VI?
Pablo VI era muy odiado por la derecha. Durante años, cerca de la Basílica de San Juan de Letrán y en otros puntos significativos de Roma, aparecieron en los muros pintas muy violentas de los tradicionalistas católicos en contra del Papa montini. Sin embargo, según mi opinión, sus errores no fueron los que indicaban los conservadores, sino los que cometió en cuanto a temas como la moral y el celibato obligatorio. En 1967, el Papa Montini publicó la encíclica “Sacerdotalis caelibatus” en la que rechazaba la hipótesis de cualquier cambio de la ley vigente. Pero todos saben que, a partir de entonces, durante estos 50 años, la cuestión del celibato ha provocado debates infinitos, mucho malestar, mucho sufrimiento. Incluso en la “Gaudium et spes”, el Papa llevó a cabo una intervención autoritaria que provocó graves consecuencias. Cuando se discutió sobre los métodos moralmente legítimos para regular los nacimientos, muchos padres (Suenensa y Maximos IV entre ellos) sostuvieron que había que dejar a los cónyuges la libertad de consciencia; tesis contradicha por padres menos numerosos pero combativos.

Vatican insider