Meditando con los santos y beatos del día: S. ANDRÉS BOBOLA

Hoy, 16 de mayo, la Iglesia se viste de rojo para conmemorar el nacimiento para el cielo de SAN ANDRÉS BOBOLA, quien fuera cruelmente martirizado en un día como hoy de 1657 en Janów, Polonia. Oriundo de Palatinat, Sandomierz en Polonia, en el año 1529, fue sacerdote de la Compañía de Jesús. En 1938 el Papa Pío XI consagró sus heroicas virtudes proclamándolo Santo. Era llamado por los cristianos ortodoxos el "Cazador de almas". En Polonia se fundó una congregación que lleva su nombre. Unidos pues a esta congregación y a la Iglesia de Polonia, brindemos nuestro vivo aplauso a San Andrés Bobola.
Meditación
QUERIDO SAN ANDRÉS BOBOLA, recordar tu vida es ver al incansable apóstol que no ahorró ningún esfuerzo para lograr la unión de los cristianos ortodoxos con la Sede Apostólica de Pedro. Nacido en noble cuna, recibes de los Padres Jesuitas la educación básica, ingresando luego al noviciado de esta orden en la ciudad de Vilna en Lituania. Luego de esmerados estudios por varios años, recibes las sagradas órdenes dedicándote inmediatamente a la predicación con notable éxito. Eran aquellos tiempos revueltos tanto en lo religioso como en lo político. Sin embargo, nada detenía tu celo apostólico. Ni siquiera el clima adverso, las epidemias, ni los celosos enemigos que no faltaban. Se te veía tanto en el campo como en la ciudad, visitando las casas de los ricos, como también la de los pobres. Cuando se desató la peste en Polonia, tu con un grupo de amigos te convertiste en el amigo de los enfermos y de los abandonados. Tus esfuerzos y desvelos empezaron a dar frutos y muchos ortodoxos empezaron a volver a la religión católica. Respaldabas tu actividad apostólica con constante mortificación y penitencia. Ayunabas varios días antes de salir a misionar, lo que te daba gran serenidad aún ante la posibilidad del martirio. Y este no se hizo esperar. Los cosacos provenientes de Rusia habían invadido Polonia decididos a arrancar de ella la fe católica. Cierto día, cuando acababas de celebrar la Santa Misa, ellos te sorprendieron y te preguntaron: ¿eres sacerdote católico? "Sí lo soy, respondiste sin dudarlo. He nacido en la fe católica y moriré en ella. Si Uds. abrazan mi fe, conocerán al Dios verdadero y lograrán la salvación de sus almas". Esta respuesta era mucho para ellos. Exasperados, te sometieron a las más crueles torturas, difíciles de imaginar, las que pusieron fin a tu vida y te colocaron a la altura de los más grandes mártires de la Iglesia católica. Radio Vaticano