Con motivo del Día Mundial de las Personas Refugiadas (20 junio), el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) y ALBOAN piden a los líderes mundiales reunidos en el G20 para que no pierdan de vista las necesidades de más de 45 millones de personas desplazadas forzosamente en todo el mundo.
Mantener las necesidades humanitarias de las personas refugiadas en el centro de sus políticas es más importante que nunca en estos momentos de turbulencias económicas. La recesión económica amenaza la ayuda internacional esencial para las personas desplazadas forzosamente. Asimismo, la población refugiada tienen que luchar aún más para cubrir sus necesidades. Lamentablemente, es probable que tengan lugar nuevos desplazamientos de poblaciones empobrecidas, ya que una consecuencia de los tiempos difíciles es el aumento de la marginalización de las minorías oprimidas.
"Los migrantes forzosos son ejemplos concretos de lo que ocurre a las sociedades empujadas más allá del límite: conflicto, violaciones a los derechos humanos, desplazamiento. La cumbre del G20 es una oportunidad para llevar a cabo acciones preventivas, reducir la inestabilidad económica promoviendo una protección global a las personas refugiadas, mejorar las posibilidades de ganarse la vida a las comunidades marginalizadas y fortalecer sistemas de protección social inclusivos", dijo el director del JRS Internacional, Peter Balleis.
En medio de la crisis económica, hay que alimentar el frágil valor de la hospitalidad. "Nuestro mensaje es simple: alentar la hospitalidad y la cooperación. La hospitalidad es una puerta que abre el camino a otras posibilidades, como el acceso a los derechos y servicios. Las personas refugiadas tienen recursos humanos, formación y energía. Es importante permitirles que hagan algo en pro de sus nuevas comunidades. Los gobiernos harían bien en seguir estos ejemplos de solidaridad, en vez de buscar soluciones a corto plazo, creando mayores problemas para el futuro", concluye Balleis.
"Los migrantes forzosos son ejemplos concretos de lo que ocurre a las sociedades empujadas más allá del límite: conflicto, violaciones a los derechos humanos, desplazamiento. La cumbre del G20 es una oportunidad para llevar a cabo acciones preventivas, reducir la inestabilidad económica promoviendo una protección global a las personas refugiadas, mejorar las posibilidades de ganarse la vida a las comunidades marginalizadas y fortalecer sistemas de protección social inclusivos", dijo el director del JRS Internacional, Peter Balleis.
En medio de la crisis económica, hay que alimentar el frágil valor de la hospitalidad. "Nuestro mensaje es simple: alentar la hospitalidad y la cooperación. La hospitalidad es una puerta que abre el camino a otras posibilidades, como el acceso a los derechos y servicios. Las personas refugiadas tienen recursos humanos, formación y energía. Es importante permitirles que hagan algo en pro de sus nuevas comunidades. Los gobiernos harían bien en seguir estos ejemplos de solidaridad, en vez de buscar soluciones a corto plazo, creando mayores problemas para el futuro", concluye Balleis.
“Un colegio en una tienda de campaña”
El JRS trabaja en más de 50 países en todo el mundo para responder a, entre otras, las necesidades educativas, sanitarias y sociales de más de 700.000 personas refugiadas y desplazadas. ALBOAN apoya al JRS en su trabajo en diferentes países de África, Asia y América. Para poder seguir apoyando esta tarea ALBOAN ha puesto en marcha la campaña “Un colegio en una tienda de campaña”, que busca conseguir fondos para promover la educación de calidad entre las personas refugiadas y desplazadas en varios países de África y Sudamérica.
ALBOAN
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