Las modalidades con las que fue liquidado el banquero contribuyen a crear la imagen de un Vaticano dividido por las luchas de poder
ANDREA TORNIELLICIUDAD DEL VATICANO
Releyendo el torbellino de los eventos que han sacudido los palacios vaticanos en las últimas semanas, y además las novedades sobre el caso del ex presidente del IOR Ettore Gotti Tedeschi, hay que admitir que no podían elegir un momento peor para echarle de la presidencia del banco vaticano. El despido del banquero, decidido por el Consejo de superintendencia, el “board” de los laicos compuesto por el alemán Ronaldo Hermann Schmitz, el estadounidense Carl Anderson (líder de los Caballeros de Colón), el italiano Antonio Maria Marocco y el español Manuel Sotoserrano, se dio, de hecho un día después de que arrestaran al ayudante de cámara de Benedicto XVI, por la posesión de cartas confidenciales de la cúpula vaticana.
El cardenal Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, intentó llevar a cabo una intermediación para arreglar la fractura existente dentro del IOR, pero al final de cuentas el “board” de los laicos decidió proceder. En términos de estrategia mediática, fue muy poco afortunada la decisión de «despedir» a Gotti Tedeschi con un documento durísimo, que le demolía moral y profesionalmente al dar a entender que estaba involucrado en la fuga de documentos de los “cuervos” vaticanos. Al principio, la decisión de Carl Anderson, que redactó y difundió la carta que enumera los nueve motivos del voto de censura, tenía que ver con la intención de replicar a la explicación que hizo filtrar el mismo banquero de Piacenza, que relacionaba su “despido” con los contrastes sobre la ley para combatir el lavado de dinero y sobre la operación para salvar el hospital San Raffaele. Era comprensible que el Consejo del IOR interviniera para explicar su voto de censura; un poco menos comprensible, en cambio, que lo hiciera publicando un documento durísimo, escrito con un estilo que no tiene nada que ver con la tradición de la Santa Sede.
Gotti Tedeschi se tomó algunos días para escribir un memorial, mismo que pretendía entregar al Papa. Su versión de los hechos, corroborada por cartas, correos electrónicos, documentos...El martes 5 de junio, mientras estaba por salir de su casa para dirigirse hacia Roma, algunos carabineros enviados por la Procuraduría de Nápoles le detuvieron para llevar a cabo una perquisición de su vivienda, dentro de una investigación sobre Finmeccanica, coloso industrial italiano. Al encontrar también las cartas del IOR, los magistrados decidieron secuestrarlas también. De esa forma, el memorial para el Papa llegó a un destinatario muy diferente, la Procuraduría de Roma.
No podemos saber todavía qué tan reveladora puede ser la reconstrucción que hizo el ex “banquero de Dios”. Lo que es un hecho es que el despido de Gotti Tedeschi (y, sobre todo, las modalidades con las que se llevó a cabo) representa un autogol de dimensiones bastante considerables. En otra época, habrían tratado de encontrar una solución y, si no hubiera sido posible, habrían estudiado una salida con mayor dignidad. Se puede insistir en que el caso de Gotti Tedeschi no tiene nada que ver con el caso del “cuervo”, o que el voto de censura en su contra no está relacionado con los contrastes sobre la ley de transparencia o sobre la operación para salvar el San Raffaele. Pero el resultado final fue exactamente el contrario.
Vatican Insider
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