Las jornadas serenas de Benedicto XVI en Milán

En el Encuentro Mundial de las Familias está lejos de los cuervos con Bertone a su lado

ANDREA TORNIELLIMILÁN

El vientecillo de ayer por la tarde en Linate hacía ondear la túnica del Papa nada más descender del avión, impidiéndole llevar en la cabeza el solideo blanco, es algo insignificante respecto al tifón que durante las últimas semanas se ha abatido contra los palacios sacros. Benedicto XVI sale durante tres días del Vaticano, para el viaje más largos de los realizados por Italia, dejando atrás venenos, comunicaciones, fugas de documentos y traiciones de las personas más cercanas a él. Es recibido por el cardenal Angelo Scola, que es la segunda vez en poco más de un año que recibe a un pontífice que visita su diócesis: en mayo de 2011 fue en Venecia, ahora hace el bis en Milán. Un purpurado al que Ratzinger conoce desde hace cuarenta años al cual siente amigo.

para una persona rutinaria como Ratzinger, el abrazo de los milaneses es una bocanada de aire fresco. A su lado, también sonriente, está el cardenal Tarcisio Bertone. El objetivo declarado de los «vatileaks». No es usual que el Secretario de Estado esté presente en las visitas por Italia, pero en este caso la decisión había sido tomada ya hace tiempo por el carácter internacional del encuentro de las familias.

Discreto y operativo como siempre, don Georg Gänswein, el secretario de Benedicto. También él se muestra tranquilo, por lo menos externamente. La semana recientemente terminada ha sido durísima para todos, pero la señal que el entorno del Papa quiere dar de sí, dos días después de que Ratzinger haya renovado la confianza en sus miembros, es el de la unidad. Las luchas de poder son -o serían- exageraciones de los diarios que pintan el Vaticano como un lugar de intrigas.

El único que no sonríe, por razones profesionales, es otro de los protagonistas de los últimos acontecimientos, el jefe de los gendarmes Domenico Giani, omnipresente para hacer de escudo al Papa, siempre pendiente de escrutar a la multitud. Ha sido él quien ha llevado a cabo la investigación que ha conducido a la identificación del presunto «cuervo».

La palabra clave es concordancia. La tempestad que está teniendo lugar, cuyos resultados todavía son indescifrables, por el momento parece que está haciendo a todos más fuertes. Por otra parte, es una costumbre eclesial no dejarse llevar por la evolución de la presión mediática.  Así, vemos a todos juntos, en la tribuna del Duomo, los cardenales Bertone, Scola, Bagnasco y Tettamanzi, nombres que con diverso título aparecen en los documentos publicados por Gianluigi Nuzzi en el libro «Sua Santità». En el 2000, presentando la purificación de la memoria del Jubileo, el cardenal Ratzinger había dicho:«La Iglesia tiene viva la conciencia de que en ella se encuentra el pecado y ha siempre luchado contra la idea de una iglesia únicamente de los santos...» Quizás no imaginaba, entonces, el purpurado bávaro de modos amables, la experiencia que en persona habría pasado.

Vatican Insider