Decían los viejos manuales de urbanidad que un buen postre quita el empacho del segundo plato. Me empachan las declaraciones asfixiantes de algún portavoz eclesiástico inquisitorial que indigita condenatoriamente como si estuviese redivivo el cardenal Ottaviani de hace medio siglo. En busca de un post refrescante, releo unos párrafos de la biografía del Papa Juan, el Bueno (Ser llamado "el Bueno" es infinitamente mejor que ser apodado "el Grande" o "el Sabio").
Era por Julio del 62, cuando un calor sofocante hacía sudar a los cardenales en las comisiones de trabajo conciliares. El biógrafo de los Papas (P. Hebblethwaite, Juan XXIII: El Papa del Concilio, PPC, 2000, -merecería re-editarse este libro para el “Año de la fe”-, p. 531-2) nos lo cuenta así:
“...el Papa Juan comenzó a distanciarse de algunos de los borradores preliminares. Un día midió una página con su regla y dijo: ‘Quince centímetros de condenas y solo dos centímetros de alabanza. ¿Acaso es esta la manera de dialogar con el mundo contemporáneo?’.
Correspondió al cardenal Montini (luego PabloVI) la tarea de hacer comprender este punto en la reunión final de la Comisión central. “Los anatemas y las condenas, dijo Montini, no son la respuesta contra los errores contemporáneos. En el mundo moderno los remedios contra los errores son la misericordia, la caridad, y el testimonio de vida cristiana”.
Tras este discurso se oyó al cardenal Ottaviani murmurar: ‘Pido a Dios que me llame antes de que acabe el Concilio; así estaré seguro de que muero como católico’. Así y todo el Papa Juan acabó conquistando a Ottaviani y éste escribió a Capovilla (secretario, que lo cuenta en 1989)) una carta llena de admiración para elDiario del alma.
Llegaba el momento de irse de vacaciones (ad aquas, como se dice en lenguaje vaticano). El Papa no se quedaba libre hasta el 31 de Julio. El 30 recibió a Shizuka Matsubara, superior de un santuario sintoísta en Kyoto. Anotó en su Diario: Me dio mucho gusto recibir una visita tan buena... El Papa desea estar unido con todas las almas honradas y rectas, dondequiera que se hallen, de cualquier nación, en un clima de respeto, comprensión y paz... “
Juan Masiá Clavel.
Jesuita, Profesor de Ética en la Universidad Sophia (Tokyo) desde 1970, ex-Director de la Cátedra de Bioética de la Universidad Pontificia Comillas,, Investigador del Centro de Estudios sobre la Paz de la Sección japonesa de la Conferencia Mundial de Religiones por la Paz (WCRP), en Tokyo.
En la frontera
El País
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