Según los primeros datos, el 50% de los fieles eligió a Obama y el 48% a Romney. Una derrota de las jerarquías que habían apostado por el mormón
ALESSANDRO SPECIALECIUDAD DEL VATICANO
Después de una elección en la que tal vez participaron como nunca antes, los obispos estadounidenses tendrán que afrontar la reelección de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos (un presidente que, con las palabras del obispo de Pennsylvania, estaría llevando al país a «perder la propia alma poco a poco»). Durante las últimas semanas, muchos exponentes de la jerarquía católica expresaron de forma poco velada su preferencia por el mormón Mitt Romney, mediante cartas, homilías y mensajes en la red.
Sin embargo, los primeros datos sobre los flujos electorales han confirmado que, como había sucedido hace cuatro años, los católicos estadounidenses escucharon a sus obispos, pero al final votaron siguiendo la propia consciencia: la mayor parte de ellos votó por el inquilino de la Casa Blanca, aunque en menor medida con respecto a la elección pasada. De hecho, los católicos estadounidenses son el grupo que, con sus decisiones, refleja mejor las orientaciones de todo el país. Como el promedio de los estadounidenses, el 50% de los católicos votó por Obama, mientras que el 48% eligió a Romney.
Este dato, naturalmente, debe ser interpretado a la luz de un factor determinante desde el punto de vista electoral: la práctica religiosa. Los que van a la Iglesia todas las semanas (católicos o protestantes) eligieron sobre todo a Romney (que superó a Obama por un 20%); los que practican su fue con menor regularidad dieron una ventaja del 25 % al candidato demócrata.
En los primeros comentarios sobre el resultado electoral, la cúpula de la Iglesia católica estadounidense ha tratado de mostrar un rostro conciliador ante el nuevo (y viejo) inquilino de la Casa Blanca, que se coronó vencedor de los comicios con una victoria neta, aunque no drástica, en el voto popular. El presidente de la Conferencia episcopal estadounidense, el cardenal arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, felicitó a Obama y le garantizó el apoyo de la oración para los «difíciles desafíos» que tendrá que afrontar: «En particular, oramos para que use su puesto para perseguir el bien común, sobre todo en defensa de los más vulnerables entre nosotros, incluidos los embiones, los pobres y los migrantes». Seguiremos defendiendo la vida, el matrimonio y nuestra primera y más preciada libertad, la religiosa», escribió Dolan, citando todos los temas que dividen a la Iglesia y a la administración Obama.
Pero el presidente de los obispos también indicó una voluntad para calmar los ánimos, por lo que rezará para que vuelva «un sentido cívico en la esfera pública, para que el debate en la sociedad se lleve a cabo bajo el signo del respeto y de la caridad hacia todos». Un argumento que también afrontaron otros religiosos, como Sor Mary Ann Walsh, que escribió una nota en su blog: «Ahora que han pasado las elecciones, ha llegado el momento de que este país vuelva a encontrar su noble papel de tierra de valientes. Claro, los próximos cuatro años serán cruciales, una oportunidad para mostrar la mejor parte de nosotros, después de que la animosidad política hubiera alcanzado niveles sin precedentes».
Desde Roma, el Papa Benedicto XVI envió una felicitación a Obama por la victoria. El padre Federico Lombardi explicó que, en su mensaje, el Santo Padre expresa sus mejores deseos al Presidente para el nuevo mandato, y asegura sus oraciones a Dios para que le asista en sus graves responsabilidades hacia su país y la comunidad internacional, y para que los ideales de libertad y justicia que guiaron a los fundadores de los Estados Unidos de América sigan resplandeciendo en el caminar de la nación.
Lombardi añadió, al responder a las preguntas de los periodistas, que se espera que Obama pueda responder a las expectativas de sus ciudadanos, «en el respeto de los valores humanos y espirituales esenciales, en la promoción de la cultura de la vida y de la libertad religiosa (desde siempre preciosa en la tradición del pueblo estadounidense y en su cultura), para que pueda encontrar las mejores vías para promover el bienestar material y espiritual de todos; para que pueda promover eficazmente el desarrollo humano integral, la justicia y la paz en el mundo».
A pesar de los tonos moderados a un día de los resultados electorales, según Massimo Faggioli, profesor en la St. Thomas University (en Minnesota) y experto en catolicismo estadounidense, la noche del voto fue una «noche amarga para las jerarquías católicas en Estados Unidos». «La reelección de Obama –dijo a Vatican Insider– contradice tanto los mensajes electorales explícitos que mandaron muchos obispos como la campaña que lanzaron los obispos estadounidenses en contra de la Casa Blanca y de la reforma del sistema sanitario, con sus medidas definidas por los obispos como una amenaza a la libertad religiosa. Los electores no compartieron esta decisión, y los católicos se dividieron a la mitad».
«Los obispos no acogieron el “Catholic moment” en la política estadounidense e indicaron que la mayoría “obamiana” era un ataque en contra de la libertad de los obispos para enseñar en materia moral». Y ello a pesar de que las «convergencias entre el centro de Obama y la tradición social católica», según Faggioli, no faltan. Pero con una condición: «no pretender del poder político una defensa legislativa de un magisterio moral en materia de sexualidad que debe descender del nivel de los valores al de las posibles negociaciones».
Vatican Insider
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