Dallay Annawi, Sylvia Miclat, Jeremy Broadhead, and Pedro Walpole
La reducción de la pobreza sigue siendo un reto fundamental para el sector forestal en la región de Asia Pacífico. En muchos casos se trata incluso de prevenir que los pobres sean cada vez más pobres, pues sigue siendo todavía muy importante la pobreza en amplias zonas forestales, igualmente se da una alta dependencia de los pobres en los recursos forestales y además se produce el control permanente del Estado de vastas áreas de tierras forestales.
La meta para 2015 del Objetivo número 1 de los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas es reducir el número de personas que viven en la pobreza absoluta, para ello será necesario, además de redoblar los esfuerzos, revisar con urgencia las estrategias en el sector forestal.
En los últimos años la reducción de la pobreza se incorporó a los planes de manejo forestal. Sin embargo, aunque en general se reconoce la importancia de los bosques para la mitigación de la pobreza y el desarrollo rural, el sector forestal todavía no está integrado en los planes nacionales de desarrollo y no está posicionada en la vanguardia de las estrategias de reducción de la pobreza.
La publicación, Poner la silvicultura al servicio de los pobres: Evaluación de la contribución de los bosques a la mitigación de la pobreza en Asia y el Pacífico, documenta la contribución de tres grandes áreas de bosques – silvicultura comunitaria, la silvicultura comercial e industrial, y los pagos por servicios ambientales además de los pagos para compensar emisiones de carbono – en 11 países de la región: Bután, Camboya, China, India, Indonesia, República Democrática Popular de Laos, Nepal, Nueva Guinea Papúa, Filipinas , Tailandia, y Vietnam. La evaluación considera tres grandes áreas de la actividad forestal: silvicultura comunitaria, la silvicultura comercial e industrial, y los pagos por servicios ambientales (PSA) y los pagos vinculados a compensaciones por emisiones de carbono.
Para que el sector forestal pueda asumir un papel importante para aliviar la pobreza de las familias sin recursos se tienen que remover varios obstáculos. Aunque ha habido avances en el fortalecimiento de la tenencia de zonas forestales por parte de la población local, y en la gestión y en los derechos sobre los recursos forestales, la silvicultura comunitaria está limitada por tener generalmente un marco legal débil, por la falta de seguridad en la tenencia y por constituirse derechos poco claros; además, por realizarse la asignación comunitaria de bosques degradados y sin la capacitación adecuada o falta de inversión; otras limitaciones son la falta de apoyo a los bosques no madereros y la distribución desigual de los beneficios de los bosques.
Empresas forestales pequeñas y medianas, aunque se reconoce que tienen un mayor potencial para la reducción de la pobreza que las grandes industrias forestales (MacQueen 2008), reciben menos atención en el sector forestal o en los planes de desarrollo económico. Estas empresas proporcionan beneficios económicos locales, sociales y políticos, pero muchas necesitan apoyo para garantizar la seguridad de la tenencia y la explotación rentable y sostenible, además de ayudas para poder cumplir con los estándares sociales y ambientales.
A excepción de China y Vietnam, que han avanzado en los planes de eco-compensación y pagos nacionales por servicios ambientales (PSA), el mercado de los servicios ambientales de los bosques es aún incipiente en la mayoría de Asia y el Pacífico, y es todavía demasiado pronto, en muchos casos, para determinar en qué medida las iniciativas de PSA están contribuyendo a la mitigación de la pobreza.
Las recomendaciones formuladas son prácticas y factibles para repensar el papel del sector forestal en la erradicación de la pobreza, “si este objetivo se hace prioritario en las políticas forestales nacionales y los planes de manejo forestal.” Reconociendo que “los bosques y el sector forestal por sí solos no van a erradicar la pobreza rural,” los esfuerzos en el sector deben integrarse en programas más amplios de desarrollo rural.
Cuatro acciones prioritarias se identifican como requisitos fundamentales para ampliar los beneficios para los pobres:
- Asignación de bosques productivos y de calidad a los pobres y a las comunidades locales, con derechos claros y seguros para la tenencia y el manejo de esos bosques
- Capacitar a los individuos, las familias y las comunidades para desarrollar las habilidades necesarias para una gestión sostenible de los bosques y que permita obtener beneficios económicos
- Apoyar el desarrollo de empresas comunitarias económicamente viables y ambientalmente sostenibles; y también a las pequeñas y medianas empresas forestales
- Asegurar una distribución equitativa de los beneficios derivados de las iniciativas forestales comunitarias de gran escala como los esquemas de PSA y los proyectos REDD+
Además, las acciones específicas incluyen:
- Mejorar el conocimiento de la pobreza en las zonas forestales entre los responsables de las políticas forestales
- Garantizar la coherencia y la continuidad de las políticas
- Formar a las comunidades en capacidades necesarias para gestionar de forma sostenible los recursos forestales para mejorar los medios de vida
- Fortalecimiento de las instituciones a nivel local y promover la buena gobernanza
- Movimiento de apoyo a la cadena de valor, especialmente a través del desarrollo de la transformación y de comercialización.
Esta publicación de la FAO en su oficina Regional para Asia y el Pacífico se llevó a cabo conjuntamente con el Asia Forest Network, una red dependiente del centro Environmental Science for Social Change, centro de investigación de los jesuitas en Filipinas, que contó con el apoyo financiero de la Red de Asia y el Pacífico para la Gestión Forestal Sostenible y la Rehabilitación.
Ecojesuit
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