Un documentado volumen de Gianni Gennari demuestra que las hermanas de la santa construyeron una imagen reduccionista de su figura y doctrina, llamada “la pequeña vía”, engañando incluso a cuatro Pontífices
ANDREA TORNIELLICIUDAD DEL VATICANO
La devoción popular la recuerda como la “pequeña santa”, la santa niña, identificada con la “infancia espiritual” del Evangelio de Mateo: «si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos». Sin embargo, Thérèse Françoise Marie Martin,mejor conocida como Teresa del Niño Jesús (que murió en el Carmelo de Lisieux con apenas 24 años en septiembre de 1897 y fue canonizada por Pío XI en 1925), en sus escritos originales no utilizó nunca la expresión «infancia espiritual» y, a pesar de haber citado casi mil veces los textos de la Sagrada Escritura, nunca citó ese versículo del texto de San Mateo.
El libro “Teresa di Lisieux, il fascino della santità. I segreti di una «dottrina» ritrovata» (“Teresa de Lisieux, la fascinación de la santidad. Los secretos de una «doctrina» reencontrada”; Lindau, 616 pp., 38€, en venta a partir del 15 de noviembre) es un aporte al conocimiento histórico, pero sobre todo al redescubrimiento de la auténtica Teresa. En el documentado volumen de Gianni Gennari, profundo conocedor de la santa francesa, están las escrupulosas traducciones de los originales de los “Manuscritos”, que pasaron a la historia con el nombre que le dieron las hermanas de Teresa, “Historia de un alma”.
Leyendo este libro, surge de forma clara el hecho de que la doctrina de la “infancia espiritual” era la de la familia Martin, de los padres y sobre todo de las hermanas de Teresa, que fueron discípulas e hijas espirituales del jesuita Almire Pichon, que nunca fue ni director espiritual ni confesor de Teresa. Así, escribe Gennari, durante cincuenta años, las hermanas de Teresa «hicieron que todos, incluidos los Papas, vieran en ella una perfecta encarnación de la enseñanza de su director espiritual», aunque Teresa hubiera escrito en muchas ocasiones que su «Director» espiritual había sido Jesús y nadie más. Lo hicieron en la divulgación devocional, en la presentación de los textos de Teresa, a menudo cambiados y manipulados, así como en los testimonios y en la correspondencia que habrían entablado con la Santa Sede para la preparación de los discursos de los Pontífices dedicados a la santa.
El autor del libro conoció a un protagonista de esta historia, el padre André Combes, que en 1964 visitó Lisieux para estudiar los textos de Teresa. Durante cuatro años de trabajo, descubrió siete mil manipulaciones y pidió que fueran corregidas para ofrecer a los fieles lo que la santa había escrito verdaderamente. Pero, cuando propuso que se publicaran los manuscritos íntegramente, fue expulsado.
Se debe a esta manipulación inicial la imagen, que no corresponde con la realidad, que fue presentada a Pio XI, que en 1932 se negó a proclamar a Teresita como doctora de la Iglesia. Fue hasta 1997, por decisión de Juan Pablo II, que habría sido proclamada tercera doctora de la Iglesia. Benedicto XVI, en cambio, habría definido a la santa de Lisieux el 6 de abril de 2011 como «guía sobre todo de los teólogos».
La verdadera doctrina de Teresa, explica Gennari, no es la “infancia espiritual” en el sentido minimalista: en su pensamiento el modelo único («Enfant de Dieu») es Jesús hijo de Dios, que, por gracia, «diviniza» a la criatura humana con la invasión del amor de su Espíritu, transformándola en sí mismo, como Teresa había escrito explícitamente en una carta a su hermana Celina: «estamos llamadas a volvernos nosotras mismas divinas».
Vatican Insider
No comments:
Post a Comment