Palabra que acampa entre nosotros
“Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: “¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir, “Tus pecados te quedan perdonados”, o decir: “Levántate y anda”? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados, -dijo al paralítico-: “A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.” (Lc 5, 22-23).
A qué nos estamos preparando
El adviento es un tiempo de preparación a la venida de Jesús. Un tiempo que anima y alumbra la esperanza y en el que, para preparar esta llegada, se nos invita a revisar nuestra vida, a tomar conciencia de nuestras acciones. Pero además, el adviento es un tiempo, en el que se nos invita a ir dando pasos para ser consecuentes también con nuestras acciones.
En este proceso, Jesús, lejos de invitarnos a esperar de forma pasiva y a caer en la resignación ante la fatalidad o las dificultades diarias, nos invita a tomar fuerzas y a ir dando pasos en ese camino (“Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”). En ese sentido, se nos invita a realizar acciones y pequeños gestos que sean portadores de paz, fomenten la justicia y nos animen a crear de alguna manera en lo imperfecto.
Uno de esos espacios donde también debemos ir tomando conciencia de las consecuencias de nuestros actos y donde además, se pueden dar pasos, es en el consumo. Lejos de ser neutras, nuestras acciones en el consumo tienen efectos tanto sobre los otros (aquellos que producen los bienes y alimentos que consumimos y que en muchas ocasiones sufren situaciones de explotación laboral) como sobre el medio ambiente, donde cada vez son más evidentes los efectos de un sistema social y unos modos de vida que no hacen un uso responsable de los recursos. Por ello, es importante recordar que, de alguna manera, a través de nuestro consumo continuamente estamos optando por crear un determinado tipo de relaciones sociales u otras.
También en este plano somos invitados a crear en lo imperfecto y hay muchas pequeñas iniciativas que poco a poco van surgiendo y nos muestran que es posible apostar por un consumo responsable y solidario con los excluidos del sistema, que prime las relaciones de proximidad y sea respetuoso con el medio ambiente. Un consumo donde se busque avanzar hacia formas de vida más sencillas, y donde la cooperación o las relaciones de proximidad prime frente a criterios como los del “usar y tirar”, el “low cost” o “lo más barato” cueste lo que cueste y sin preguntarme qué consecuencias tienen este tipo de acciones. Y también aquí, la Palabra nos invita a actuar diciéndonos: “Levántate y anda”.
Cuestión de fondo
“¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? (…) “A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.” (Lc 5, 22-23). El Evangelio nos interpela en un doble sentido.: nos interroga sobre nuestras intenciones en nuestro corazón a la vez que, lejos de resignarnos, nos invita a actuar en lo más cotidiano de nuestras vidas (“vete a tu casa”). En este sentido y en relación a los efectos de nuestras acciones a través del consumo: ¿Qué puedo hacer “en mi casa” y “en mi vida diaria” que fomente un consumo más responsable y unas relaciones sociales más justas? ¿Soy plenamente consciente de los efectos que tiene mi consumo sobre otros y sobre el medio ambiente? ¿Qué alternativas conozco que fomenten unas relaciones más justas?
Un gesto, una esperanza
Hoy, lunes, tomate un pequeño momento para ser consciente de qué relaciones hay detrás de algunos artículos que consumimos: por ejemplo, puedes pensar en cosas como la ropa, los alimentos, el transporte, o algún aparato electrónico. Piensa en qué sabemos (o qué no sabemos) sobre la procedencia de estos bienes y si ha viajado mucho hasta llegar a tí, la forma en que ha sido producida y las condiciones en que ha sido producido, los efectos del consumo de un determinado producto sobre el medio ambiente, etc. Elige un bien concreto (por ejemplo, la alimentación) y piensa en alguna alternativa concreta que pueda hacerte avanzar en un consumo más responsable y coherente que fomente unas relaciones sociales y ambientales más justas (por ejemplo, consumir alimentos de proximidad, de temporada, o de agricultura ecológica). Intenta pensar en un hábito concreto que puedas cambiar en el corto plazo en relación al ámbito que hayas elegido.
Caminantes como nosotros
Grupos de consumo como Bajo el Asfalto está la Huerta (Bah!), Surco a Surco (SaS), La Garbancita Ecológica o tantos otros que están surgiendo, son iniciativas de gente que se organiza para hacer compras conjuntas de productos de consumo responsable (agricultura ecológica, comercio justo o productos locales) evitando intermediarios, y apostando por el tejido de redes cooperativas entre productores y consumidores donde se generen alianzas y relaciones entre ambos.
Tiendas como Gira por el desarrollo (Santander), El Rincón Lento (Guadalajara), oLa Ceiba (Madrid), son pequeños espacios e iniciativas donde podemos formarnos y reflexionar sobre los efectos de nuestro consumo, a la vez que podemos encontrar en ellas bienes producidos siguiendo criterios éticos tanto desde el punto de vista social como ecológico.
Los Besos (Balances de Economía Social y Solidaria) (www.nodo50.org/besos)son una iniciativa que buscan ser más conscientes y consecuentes en nuestro consumo. Se trata de una iniciativa de origen italiano que fomenta un consumo más responsable y respetuoso poniendo en común saberes caseros, y creando formas de cooperación entre sus miembros. A través de unas plantillas (los Balances) esta iniciativa busca reflexionar sobre nuestro consumo junto a otras personas, pensando y comparando sobre qué alternativas tenemos en diferentes ámbitos de nuestra vida entre aquellos bienes comprados de forma “convencional” sin tener en cuenta ningún criterio ético en nuestra compra, y aquellos otros adquiridos en los que sí tenemos en cuenta algunos criterios éticos (ecológicos, sociales, etc.).
Porque recuerda: “solo tal vez no puedas, pero con amigos/as es más fácil (y divertido)” ir dando nuevos pasos….
Oración
Señor, ayúdanos a ir tomando conciencia y a ser consecuentes con nuestros actos, también a través del consumo. Y ayúdanos a ser cercanos y a tener presentes a aquellos que sufren la explotación en su lugar de trabajo.
Cristianismo y Ecología
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