Mt 5, 43-48
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir su sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿no hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
Cuando las relaciones de reciprocidad funcionan se da una equiparidad y un flujo ecuánime entre los individuos, reduciendo a veces algo tan noble como el amor a us estado de equilibrio, sin exigencias, sin heroísmo, y la simpatía y cortesía a meras tretas para asegurar el bienestar y confortabilidad del propio egoísmo. El cristianismo nos aúpa al amor, y el amor es siempre sublime, rompe esquemas y va más allá del simple gusto por "estar bien", hace el bien y lo hace bien
Cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga
Evangelio y Vida
No comments:
Post a Comment