Friday, November 01, 2013

JESUITAS: Encuentran la cabeza del jesuita mártir que evangelizó las Islas Marianas en el s.XVII



Manuel de Solórzano y Escobar, jesuita nacido en Fregenal de la Sierra en 1649, participó en la evangelización de las Islas Marianas, en el Pacífico, y murió en las revoluciones de los nativos.

Tras ser degollado en la isla de Guam, su cabeza fue enviada a España y guardada como reliquia en Fregenal de la Sierra hasta finales del siglo XIX, para pasar después a Segura de León y otras poblaciones bajoextremeñas. Se dio por perdida en un momento dado hasta que, recientemente, se reencontraba, en Segura de León.

Ello ha motivado una comunicación sobre la colonización y evangelización de las Marianas, así como sobre los avatares de la reliquia y su urna a cargo de los estudiosos de origen segureño, Andrés Oyola Fabián y Manuel López Casquete. El trabajo de ambos se sustancia en una interesantísima ponencia, que muestra la dimensión histórica de este Jesuita, presente en la Galería de Hombres Ilustres de Fregenal.

Las reliquias del padre Solórzano
«El reencuentro de las reliquias del Padre Solórzano, supone un hallazgo de interés histórico, religioso, arqueológico e incluso anatómico forense, habiendo despertando una atención muy especial entre los jesuitas de la antigua provincia Bética y en los de la isla de Guam», tal y como expresan los autores de este trabajo.
Comienza el estudio con claras referencias al descubrimiento de las Marianas, hasta la llegada a Filipinas de los primeros Jesuitas en 1581.

Un siglo más tarde, en 1680, llega a la isla de Guam el Padre Solórzano.

Primogénito de familia noble
Manuel de Solórzano y Escobar, según relatan Andrés Oyola y Manuel López, era el primogénito de una familia de la nobleza frexnense y tuvo que vencer la oposición familiar para ingresar en la Compañía de Jesús.

Tras su llegada a la isla de Guam estudió la lengua de aquellas tierras y bautizó a más de trece mil nativos.
La Compañía de Jesús lo nombró provincial de las Marianas.

Le mataron cuando decía misa
El 23 de julio de 1684, tras la derrota de la guarnición española en un ataque a la misión de Agaña, encuentran al Padre Solórzano, diciendo misa y tras asestarle varios golpes terminan cortándole la cabeza.

Tras su muerte, los jesuitas recogen la cabeza, considerándola desde ese momento reliquia del martirio del jesuita frexnense pasando desde la isla de Guam por Madrid, Fregenal de la Sierra, Villafranca, Badajoz y Segura de León, donde actualmente se encuentra guardada.


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