Wednesday, January 01, 2014

JESUITAS. Rezando con los refugiados en Nairobi: fomentar la reconciliación a través de seminarios espirituales


Nairobi, 1 de enero de 2014 – Los refugiados pasan por dolorosas experiencias que les dejan heridas emocionales, cuando están en un país extranjero. Ellos llevan la carga de aquellos que les han causado o aún están causando este dolor. A veces se desconectan de ellos mismos, de los demás y hasta de Dios. En consecuencia, algunos desarrollan complicaciones en forma de diferentes enfermedades e incluso pesadillas.

Algunos viven con miedo y quieren venganza, mientras que otros no están dispuestos a  encontrarse con aquellos que sienten que les han causado o pueden causarles dolor. Los refugiados desean reconstruir sus vidas y superar las experiencias del pasado. Pero a menudo eso les resulta muy difícil. Algunos dudan de la presencia de Dios, e incluso pierden la confianza en los demás.
 

Reflexiones para la oración
Como parte de la misión de acompañamiento del JRS, el Programa Pastoral en Nairobi organizó seminarios espirituales bajo el lema "Reconciliación", basado en las Sagradas Escrituras.

'Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo' (Mateo 5: 44-45) para ayudar a los refugiados reconciliarse consigo mismo, con los demás y con Dios, para que dejen de vivir en el pasado y dejen de señalar con el dedo a quienes les hirieron en la vida. Ayudémosles a dejar atrás parte de estas experiencias dolorosas.

En octubre, realizamos nuestros primeros seminarios espirituales dirigidos a los refugiados en las parroquias en las que trabajamos. Asistieron unos 150 participantes, tanto cristianos como musulmanes, procedentes de cuatro grupos de oración.

Los facilitadores y el vicario de la parroquia de San Juan Bautista, el P. Nelson Ojijo, hicieron hincapié en el "perdón": "No hagan justicia por sus propias manos, antes bien, den lugar a la ira de Dios..." (Romanos 12:19-21) y " Eviten la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Por el contrario, sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo" (Efesios 4:31-32).

Según los facilitadores, no perdonar es la causa de muchos problemas que nos encontramos en la vida.

"No sólo separa al hombre del hombre, sino que también separa al hombre de Dios. Esto hace que uno se sienta desconectado de uno mismo, de los demás y también de Dios, y como resultado surgen muchos otros males en la vida, como la venganza, que a veces conduce a la guerra".

Se pidió a los participantes perdonar a todos aquellos que les habían hecho daño ya fuera en su país de origen, en otros lugares donde hubieran estado, incluidos los casos ocurridos donde actualmente viven.

"El perdón abre las puertas a bendiciones y curaciones para uno y para la sociedad", añadieron los facilitadores.

"Esto lleva a una mente, a una nación o a una sociedad en paz. Los participantes respondieron unánimemente que sí cuando se les preguntó: "¿Están dispuestos a perdonar y seguir con la vida?"

El P. Ojijo dijo a los participantes que no hay problema que no termine.

"En esta tierra, todos somos refugiados y por eso tenemos que confiar en Dios ya que Él conoce todos los planes que Él tiene para nosotros", dijo.

"Crecí en los suburbios, dormí con hambre, no podía pagar la escolarización ni los uniformes, pero Dios obró milagros para mí. Hoy estoy aquí en este altar, soy una persona diferente, que ya no vive en el suburbio. Confíen en Dios porque Él dice que tiene buenos planes para ustedes", agregó.

El P. Ojijo, de pie ante los participantes, fue un símbolo. Unos creen en ti como ellos hicieron en él. 

Hna. Francisca Shiundu, coordinadora de Pastoral, Proyecto Urbano en Nairobi, JRS - África Oriental



Lectura sugerida para la Oración
1 Tesalonicenses 5:23-24

Que el Dios de la paz los santifique plenamente, para que ustedes se conserven irreprochables en todo su ser –espíritu, alma y cuerpo– hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo. El que los llama es fiel, y así lo hará.


JRS

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