Callar las radios,
callar los ordenadores,
callar los móviles y las teles.
Callar los micrófonos,
callar los relojes,
callar las máquinas y sus vibraciones.
Callar los ruidos,
callar las palabras,
callar los gestos y las reuniones..
Cerrar las puertas,
cerrar las ventanas,
cerrar todas las brechas y entradas.
Callar las huidas,
callar las hambres,
callar las argucias y los viajes.
Callar los discursos,
callar las explicaciones,
callar los sueños y las pasiones.
Callar los sentidos,
callar los pensamientos,
callar las noticias y los argumentos.
Cerrar las puertas,
cerrar las ventanas,
cerrar las almenas y las murallas.
Callar imágenes,
callar inquietudes,
callar ideas y tareas.
Callar los recuerdos,
callar las tensiones,
callar miedos y preocupaciones.
Callar apetencias,
callar compromisos,
callar urgencias e imprevistos.
Cerrar las puertas,
cerrar las ventanas,
cerrar los visillos y las persianas.
Callar las dudas,
callar las curiosidades,
callar las insidiosas necesidades.
Abrir el corazón,
abrir las entrañas,
abrir nuestro ser y casa.
Y escuchar tu voz de amor
que nos hace hijas e hijos
y resuena en toda la creación.
Florentino Ulibarri
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