Monday, August 28, 2017

Fútbol sin alma (¿o no?) por José Luis Pinilla



A propósito de los escandalosos 200 millones que ha supuesto el fichaje de Neymar, (¿cuánto dinero ganará Neymar por minuto?)  más que fútbol sin alma quisiera hablar de lo que estos días se viene hablando: clubs-estados… sin alma. Y eso frente a otras contrataciones mucho más baratas de extranjeros que también quieren ir a trabajar en lo suyo (albañiles, transportistas, empleadas de hogar , o lo que se tercie) a París o Barcelona  a quienes se podría aplicar aquello de Eduardo Galeano retratando a los emigrantes de ahora mismo :“Los náufragos de la globalización peregrinan inventando caminos, queriendo casa, golpeando puertas: las puertas que se abren, mágicamente, al paso del dinero, se cierran en sus narices.”
A no ser que el emigrante se llame Neymar, Ronaldo, Bale, etc. O Dembélé, chaval de 20 años, de padre maliense y madre mauritano-senegalesa (nótese la raíz familiar originaria) por el que el Borrussia Dortmund invirtió 15 y ganó 150 millones.
Dembelé, Neymar, etc, son de la estirpe de aquellos extanjeros que consiguen colarseOtros por desgracia – sigamos con Galeano– “son cadáveres que la mar entrega a las orillas prohibidas, o cuerpos sin nombre que yacen bajo tierra en el otro mundo adonde querían llegar”.
El fichaje de Neymar al PSG puede considerarse algo no muy lejos de un fichaje de Estado (en este caso el dinero del petróleo de la monarquía de Quatar o de su emir ) y no un fichaje de un particular o de un grupo privado.
Neymar ha culminado un viaje (y no precisamente en patera) desde Brasil a Paris, pasando por Barcelona terminando en un equipo de fútbol, el PSG, que tiene un dueño peculiar. Pertenece a la Autoridad de inversiones de Qatar (QIA), que habiéndose hecho con el control del 70% del PSG en los comienzos del segundo milenio terminó haciéndose con el control de las acciones y puso al frente del club(?) como Director General a Al-Khelaïfi.
Es miembro del comité organizador del mundial de Qatar de 2022 y también dirige los canales deportivos de Bein Sports, (con 22 canales de televisión, de ellos 17 canales con HD) con presencia mediática en numerosos países. BeIN Media Group es la franquicia deportiva de Al Jazeera. Ya ven, el conglomerado político-monárquico-mediático-futbolero… (y seguro que se podrían poner más guiones).
Este hombre lo tiene difícil a la hora de subtitular su nombre en su tarjeta de visita pues  necesitaría muchísimo más espacio que el común de los mortales (quizás solo comparable a los títulos añadidos a los grandes personajes de la realeza, por ejemplo la casa de Alba).
Pero lo que me interesa subrayar es que con este y los fichajes subsiguientes por un montón de millones de euros, el tema del fútbol – y de otros deportes – ha derivado a una  cuestión preferentemente económica y moral.
“¡Esto es inmoral!” me decía un compañero ayer mismo comentando la noticias deportivas  de estos días  como hacemos  toda la gente de a pie a quienes nos gusta el fútbol (¡con perdón!). Pues sí. Soy de los que les gusta el futbol.
Pero mucho me temo que estos fichajes multiplicarán la importancia del factor “dinero futbolero” como determinante de la identidad de un equipo que ciertamente no me atrae precisamente por ello. Empecé siendo del Barcelona por llevar la contraria a mi hermano madridista. Luego del Betis por aquello de “Viva er Betis manque pierda“ pues así siempre tenía satisfacción por mi equipo. Y luego para darle morbo a la cosa dependiendo de por dónde fueran  los espectadores y optando –intencionadamente– por oponerme al sentir de la mayoría cuando veía que esta se decantaba por criterios más instintivos que racionales (si es que puede haber racionalidad en estos temas) . Y así dar un poco de “vidilla” y romper la pasividad común del sofá-futbol (sillón-bol) delante  de la tele que adormece y que hasta entontece.
Me duele  que una vez más sea el dinero el que acabe siendo el último medio para “ganar”. En este caso en el fútbol (estoy “hartoooo” de tantas invitaciones a apostar que se te cuelan casi antes de marcar un gol precioso. ¡ Hartooo !). Y más en estos  tiempos críticos  donde parece ofensivo este despilfarro.
En la sociedad de la imagen y el lujo, el mejor es al que le importa un pito eso de una mínima igualdad de oportunidades incluso en este ámbito! Ningún limite a nuestros techos económicos. Lo hago porque puedo y me lo puedo permitir. Para chulo ¡yo! que al fin y al cabo puedo marcar distancias con mi dinero y mi riqueza. No a las lineas rojas . Que eso de la igualdad de los contendientes es solo “en el terreno de juego” (once contra once) como si en el verde campo todo fuera equilibrio independientemente de la compraventa efectuada por los jugadores y  la motivación – incluida la económica- que se pueda ofrecer.
Lo dice recientemente  Juan Cruz en El País:  “En este momento del estornudo del fútbol se trata, más bien, de que el ídolo gane más dinero, de que sea el mejor, de que brille, de que aparezca en las portadas de las revistas como Míster Universo, el mejor de todos. Al aficionado, esta dinámica le debe procurar enorme desaliento. El ídolo está y de pronto no está. La camiseta tiene el color del dinero. Para eso no fuimos al estadio”.
Pero voy a lo que me importa.
Dicen que dicen que para  dotar  pasión, calor a sus equipos, y generar corrientes de simpatía que vayan más a allá de patrocinar (¡o no!) proyectos solidarios y no solo puros proyectos e intereses mercantiles, el PSG, va a fichar de una tacada a tres cameruneses: Yves, Kameni e Issa, que llegaron saltando la verja por Ceuta o Melilla. El Madrid va a hacer lo propio con los senegaleses Mahu, Abdul y Modu, que llegaron tras una travesía en patera y el Barcelona a los marroquíes Hicham o Hamza ocultos en los bajos de un camión hasta que atravesaron la frontera.
Dicen que con ello aportarán fundamento ético a sus empresas. Porque estos emigrantes que dicen que dicen que dicen que han fichado los grandes de nuestro fútbol, son miembros de un equipo peleón y solidario.
Esos jugadores y todos los demás son parte de un equipo de fútbol jerezano que en otoño de 2013 nació del tesón  de Quini Rodríguez, nombre por cierto de un honesto jugador de fútbol) enfermero, para homenajear a su hermana María del Carmen, que había muerto a los 56 años de cáncer de pulmón muy metida en causas solidarias. Paseando por una inmensa explanada se encuentra  con un grupo de africanos que, como muchos en nuestras ciudades , juegan una pachanga cada domingo. Promete traerles un árbitro y un entrenador. Y lo  cumple. Y el grupo de subsaharianos, magrebíes etc  dirigidos por un latinoamericano, superando travesías por el desierto sin fin, viajes inciertos en condiciones infrahumanas, extorsiones de todo tipo  de las mafias e insultos racistas en sus primeros partidos, se han convertido en el primer equipo federado del mundo formado por inmigrantes de la calle.
Se llaman Alma de África. Quizás sea por eso por lo que los quieren fichar los grandes clubs. Para parecer un poco menos desalmados en sus negocios. Podrán dotar a sus empresas  de un poquito de identidad y pasión. De esa que es gratuita… De la que sale del alma.
¿Terminaran comprándola también?

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