Wednesday, January 03, 2018

Examen personal del año que termina por Ángel Benitez Donoso sj



No me he podido resistir. Mi muro de Facebook estaba lleno de los resúmenes del año de mis amigos y he decidido echar un vistazo a mi propio video-resumen. En un minuto escaso recorro algunos momentos bonitos de los últimos meses: el nacimiento de mi último sobrino, la visita de los amigos del Líbano y muchas fotos del verano. Recuerdos preciosos de este último año pero… ¿ese ha sido mi año? Ni una foto de mi abuela, a la que despedimos en marzo; tampoco salen reflejados las largas tardes de estudio en mi cuarto, ni hay fotos de las tertulias de después de comer. Mi vida no es un álbum de fotos bonitas ni tampoco un libro de historias de terror. Mi vida es una historia con sentido, que ni empezó el 1 de enero ni va a terminar el 31 de diciembre.
Por eso, al revisar mi año, quiero comenzar dándote gracias Señor por mi vida, por toda ella. Este año está repleto de momento, algunos muy buenos, otros no tanto, pero todos entrelazados son importantes para tejer el lienzo de mi historia. Sin hacer nada por merecérmelo se me ha regalado una nueva oportunidad para amar y ser amado; por muy oscura que fuese la noche cada día volvía a salir el sol. Gracias, porque a pesar de mi pequeñez sigues confiando en mí para anunciar la buena noticia del Reino; a pesar de mi pecado me permites seguir echando una mano a la gente que lo necesita.
Y en este repaso a mi año, ayúdame a tener una mirada profunda y lúcida a la vez. Profunda para descubrir tus huellas discretas en lo cotidiano de mis días, entre los libros y el estudio, en los domingos en familia y en el gesto sencillo del compañero de casa; lúcida para examinar con realismo mi respuesta a tu llamada: en ocasiones he sido generoso y cercano ante aquellos que me necesitaban pero tampoco han faltado los momentos en los que me he encerrado en mí mismo o en los que no he querido mirar allí donde sabía que Tú estabas. Al descubrir esta mezcla de luces y sombras siento la tentación de juzgarme con dureza, de pensar que tras tantos años sigo en la casilla de salida del seguimiento. Recuérdame una vez más Señor tu mirada misericordiosa sobre mí; es en mi vida real, con sus luces y sus sombras, donde me llamas a seguirte.
Te pido perdón por los errores cometidos en estos meses. Ahora que me detengo a contemplar tu presencia en este año descubro con más claridad todas las veces que no he estado a la altura. Te pido perdón a Ti y a ellos, todos esos hombres y mujeres que confiaban en mí y yo no he sabido estar a la altura. En este nuevo año que vamos a comenzar puede que vuelva a tropezar en las mismas piedras, por eso no quiero hacer grandes propósitos de año nuevo. Esto de la conversión del corazón es algo que lleva toda la vida. Por eso, aunque no haga propósitos, quiero seguir caminando con esperanza: un nuevo año para descubrirte actuando en el mundo, un nuevo año para dejarme hacer por Ti, un nuevo año para intentar servirte en aquellas personas que irás poniendo en mi vida. Un nuevo año para amar y ser amado.
Ángel Benitez Donoso sj

pastoralsj

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