Las tiendas descuelgan los adornos navideños y van reproduciéndose los carteles que anuncian las rebajas. Parece que los españoles gastaremos unos 97 euros de media, el 5% más que el año pasado. Leo esto y sin querer me pongo a pensar en que me voy a gastar mis euros correspondientes, no voy a ser yo menos.
Pero no sé, desde hace un tiempo mi cuerpo me grita un basta, como si todo me sobrara al mismo tiempo que todo me faltara, quizá padezca de acumulación, o quizá se haya abierto el espacio de la conciencia. Desde hace un tiempo me pregunto por lo que hay detrás de mi ropa, de mi comida, del portátil, de mi móvil y desde no hace tanto, me pregunto por lo que hay después. No se trata de claves para un estilo de vida más saludable, que también, sino claves para que nuestro consumo, que no solo es un acto económico sino también ético como ya dijo Benedicto VXI, impacte lo menos posible en el medio ambiente y en la vida de otras personas cerca o lejos de aquí.
En una entrevista al filósofo y economista Serge Latouche leí que el impacto ambiental de un español equivale a 2,2 hectáreas, y eso sin contar a los demás… imagina. Y sí, es verdad que la Navidad es un periodo precioso para hacer regalos y las rebajas un tiempo inmejorable para tener a buen precio aquello que necesitamos, y quizá es ahí donde está la clave. ¿Sabemos lo que necesitamos antes de aventurarnos en las tiendas o son ellas las que deciden por nosotros?
"La gente feliz no suele consumir”, concluye Latouche. Yo me quedo pensando en esto y en algo que voy escuchando desde hace un tiempo, conversión en el estilo de vida, ¿por dónde empezar? No sé, la gente de biotropía aconsejan que por aquello que más nos motive, o sencillamente por nuestro ritmo de vida. Tiempo de nuevos propósitos, tiempo de rebajas, pero no sólo en los precios. ¡Buen 2018!
Ana Vásquez Ponzone
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