09/02/2008] Composición de Lugar : Cabina insonorizada de dos metros cuadrados hecha de paneles de conglomerado.
La pared frontal es un cristal con una vista de los delegados desde arriba. Algunos de ellos desaparecen bajo nuestros pies. En frente del cristal, dos sillas pegadas, con un micrófono y unos cascos.
Qué pedir: Que los pensamientos de los delegados estén bien organizados y claramente enunciados, y que los cerebros de los traductores estén bien conectados con sus lenguas. Que los caramelos anti-tos sean efectivos.
Puntos: 1. Esperar, como un vigilante, a que una persona empiece a hablar en el idioma que yo debo traducir. No caer dormido sino escuchar a lo que se dice. Estar atento a lo que está ocurriendo y mantenerse relajado. 2. Cuando llega el momento, encender el micrófono (la luz se enciende) y traducir, directamente y sin comentarios. La prioridad es el contenido y no la traducción “palabra a palabra”, pero el “palabra a palabra” es mejor que quedarse sin palabras… 3. Cuando es necesario, pasar el micrófono al otro traductor, para evitar que el cansancio te lleve a traducir a un lenguaje que no debes, o repetir lo que se dice sin traducir, o perder totalmente el vocabulario, etc…
Tiempo de Amistad: No olvidar ir a tomar un helado con los demás traductores, con los delegados o los jesuitas que viven en Roma. También es posible visitar un museo, dar un paseo, y en general aprovechar para tener momentos de encuentros “fuera del cubo”, cuando es posible hacer algunas preguntas… y quizá atreverse a dar una opinión.
Guilhem Causse
- 6/02/08
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