La moral católica procura que los enfermos no sufran. Lo ha dicho el presidente de la Pontificia Academia para la Vida, monseñor Elio Sgreccia, durante el congreso de esta institución celebrado del 25 al 27 de febrero en el Vaticano dedicado especialmente al enfermo y al moribundo.
“La moral humana y católica está atenta a curar el sufrimiento, a eliminar al máximo el sufrimiento, a aliviar el dolor del moribundo, incluso el psicológico, y el espiritual. Pero al mismo tiempo ayuda al paciente para afrontar los momentos inevitables de separación y de pasaje en este momento que es el más importante de nuestra vida, es un acto que tiene que ser vivido con el máximo de serenidad y también de ayuda y de apoyo en los momentos de las separaciones necesarias. Todo esto no es condenar, sino más bien ayudar”.
Monseñor Elio Sgreccia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, ha presidido el congreso internacional organizado por esta institución vaticana “Junto al enfermo incurable y el moribundo: orientaciones éticas y operativas”. Esta academia fue instituida en 1994 por Juan Pablo II para “formar una cultura de la vida”.
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