Algunos son grandes, muy grandes. Pero los hay también pequeñísimos, feroces, domésticos e incluso quimeras, y todos a su manera evocan símbolos, alegorías, mitos e historias sagradas.Son los animales presentes en la Basílica de San Pedro del Vaticano, que constituyen, según una anécdota, el zoológico sacro del Vaticano, frase que se ha convertido hoy también en el título del texto de Sandro Barbagallo, crítico de arte que recoge y analiza este bestiario histórico esculpido y pintado por grandes maestros:
“El título nace de una anécdota ligada a la concepción del monumento en honor de Juan XXIII. Los cardenales habían escogido como artista ejecutor al escultor Emilio Greco, que propuso un boceto que contemplaba a los pies de pontífice la representación de un perro.
Afortunadamente, monseñor Fallani, presidente de la Comisión de Arte Sacra, intervino en ayuda del artista diciendo que ese perro no se quedaría solo, puesto que ya en la basílica estaban presentes tres perros y muchos animales hasta el punto de que la basílica es casi un zoológico sagrado".
El libro propone una experiencia inolvidable para quien desee adentrarse en la magnificencia de san Pedro a través de una mirada curiosa pero sobretodo insólita.
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