Tuesday, September 16, 2008

Ante la clausura de EXPO Zaragoza 2008: Los cinco mandamientos de la ecología en cristiano


Expo Zaragoza 2008 cerrò sus puertas, tras tres intensos y hasta frenéticos meses, más de cinco millones de personas será el número de personas que la haya visitado y que haya recibido su mensaje sobre el agua y el desarrollo sostenible. Sin embargo, esta hora de la clausura de la EXPO, pero no ha significar, por ello, ni mucho menos la hora del desinterés y del olvido por el tema propuesto.



La creación, el medio ambiente, la ecología son temas a los que la Iglesia mira con especial afecto y compromiso. La naturaleza nos muestra la belleza del Dios Creador, quien ha dejado su firma, su huella en lo creado. Las maravillas de la creación, hermosísimo e irrefutable testimonio y prueba de la existencia de Dios y a su vez, ámbito y trampolín aptísimos para llegar hasta El, nos recuerdan además la necesidad de proteger y administrar responsablemente de los bienes de la tierra, el primero de los cuales es el hombre, creado por Dios a su imagen y semejanza.

1.- Por esto, la primera actitud cristiana y humana ante la creación es ver en ella el rastro y el rostro del Creador. No somos producto del azar o de la materia, sino de la voluntad amorosa y creadora de Dios, del Dios de los cristianos.

2.- En segundo lugar, la verdadera ecología, al reconocer el poder creador de Dios, jamás debe endiosar a la naturaleza, hacer de ella una nueva y falsa religión. Debemos amar, cuidad, respetar y proteger la creación, pero jamás divinizarla.

3.- Y es que –en tercer lugar- la persona, el ser humano, son el centro de lo creado, la cumbre de la creación de Dios. De ahí, que compromiso ecológico inexcusable sea el cuidado del medio ambiente humano, que se ve herido y hasta aniquilado por el abuso de alcohol y de drogas, por la exaltación de la violencia y la degradación sexual, por la pobreza, por la injusticia social, por el aborto y los demás atentados contra la vida.



4.- En cuarto lugar, nuestra adecuada y fecunda relación con la naturaleza se ha de establecer en términos de hermandad, de fraternidad, como sentía y escribía San Francisco de Asís en su bellísimo “Canto de las criaturas”, que luego retomaré.

5.- De este modo además la ecología cristiana añade como precepto también fundamental el uso y el disfrute racional, razonable, responsable, justo, solidario y sostenible de la naturaleza. No somos dueños de ella, ni enloquecidos y ávidos consumidores. La naturaleza es un bien de todos y para todos, que obliga moralmente a compartirla y a servir sus recursos a todos, especialmente a quienes carecen de algunos de ellos.

Así, pues, ojalá que sepamos vivir nuestra relación con la creación con los sentimientos y con la plegaria de alabanza de San Francisco de Asís: “Loado, seas mi Señor, por toda criatura… Por el hermano hombre, por el hermano sol, la hermana luna, la hermana, el hermano fuego, la hermana madre de tierra y hasta la hermana muerte… Loados seas mi, Señor. Servidle con ternura y humilde corazón, agradeced sus dones, cantad su creación, las criaturas todas load a mi Señor”.



Ecclesia

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