A pesar de los pecados, Cristo ama y purifica a su Iglesia
Sábado, 17 abr (RV).- Benedicto XVI llegó, esta tarde, a Malta para cumplir “una peregrinación” tras las huellas del Apóstol San Pablo, para reunirse con los representantes del pueblo maltés y en particular, para reconfirmar a los hermanos y hermanas en la fe. Una visita apostólica corta, pero intensa de motivaciones, que fueron expuestas brevemente por el Santo Padre en su acostumbrada rueda de prensa en el vuelo papal.
Sin dejar de lado la nube oscura que ha invadido los cielos de Europa con las cenizas del volcán de Islandia, el Papa señaló como principal motivación el aniversario del naufragio de san Pablo en Malta, recordando que tal como lo vivimos durante el Año Paulino apenas clausurado, el apóstol continúa hablando al hombre de hoy, incluso de sus naufragios.
“Desde el naufragio, para Malta comenzó la suerte de tener la fe. De la misma forma nosotros también podemos pensar que los naufragios en nuestra vida pueden ser proyectos de Dios para nosotros y también pueden ser útiles para nuevos comienzos de nuestra vida”.
El Papa señaló como segunda motivación la alegría de poder compartir esta experiencia con una iglesia vivaz que responde con fuerza a los desafíos que propone nuestro tiempo.
“Se que Malta ama a Cristo y a su iglesia que es su Cuerpo, y sabe que aunque su Cuerpo está herido por nuestros pecados, el señor ama a ésta iglesia y a su evangelio que es la verdadera fuerza que purifica y sana”.
Por último, Benedicto XVI enfatizó la ubicación geográfica de Malta, “punto donde confluyen los prófugos de África y tocan a las puertas de Europa”, advirtiendo que este grave problema de nuestro tiempo representa un desafíos que no puede ser resuelto sólo por Malta.
“Todos nosotros debemos trabajar para que todos puedan, en su propia tierra vivir una vida digna y por otra parte hacer lo posible para que estos prófugos encuentren donde lleguen un espacio de vida digna".
Eclessia
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