2 Tim 1:1-3, 6-8
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por decisión de Dios, que nos prometió la vida en Cristo Jesús, a su querido hijo Timoteo.
Vengan sobre tí de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Señor, la gracia, la misericordia y la paz. Doy gracias a Dios, a quien sirvo con conciencia limpia como mis antepasados, cuando constantemente te recuerdo en mis oraciones noche y día. Por esto te invito a que reavives el don de Dios que recibiste por la imposición de mis manos. Porque Dios no nos dió un espíritu de timidez, sino un espíritu de fortaleza, de amor y de buen juicio. No te avergüences, pues, del martirio de nuestro Señor, ni de mí al verme preso. Al contrario, sufre por el Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios"
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy
Traigo frente a Dios a las personas que están en mi corazón y mi mente, como Pablo trajo a Timoteo. Doy gracias por los dones que he recibido. Ruego por los dones que he solicitado en sus nombres.
Ruego por el fortalecimiento de mi espíritu de poder, amor y disciplina. Soy fortalecido por el Señor; pero mantengo mi mansedumbre, vivo en una cuidadosa libertad y no entrego mi amor plenamente.
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