Las Hijas de la Caridad oran junto a la tumba de Madre Teresa
El mundo entero celebra el centenario del nacimiento de Madre Teresa de Calcuta
"Soy un instrumento en manos de Dios"
«Realmente nací el día en que un leproso abandonado en la calle murió en mis brazos y me dijo: ‘‘Viví como un perro, pero me voy de este mundo como un ángel''». Un 26 de agosto de hace 100 años, nacía en la localidad de Skopje, Macedonia, Gonxha Agnes Bojaxhiu, quien más tarde tomaría el nombre de Madre Teresa de Calcuta.
Ni su familia primero, ni posteriormente las hermanas de la Orden de Loreto, congregación en la que ingresó a los 18 años para poder ser misionera, se imaginarían que la joven Gonxha era la persona elegida por Jesús para poder llegar a los más pobres de entre los pobres. Lo cuenta Belén Manrique en La Razón.
«Un instrumento en las manos de Dios», así se definía a sí misma la Madre Teresa, quien durante los 50 años de su vida que dedicó a «llevar el amor de Jesús a los más necesitados» no se cansó de repetir que no era ella la que actuaba, sino Dios a través de ella, convencimiento al que llegaba gracias a su intensa vida de oración. A pesar de ser una de las figuras más admiradas en todo el mundo, por personas de todo credo y condición, ella se veía «débil, vacía, pequeña».
Su dedicación a los más necesitados comenzó cuando descubrió la pobreza de la India al ser enviada a Calcuta por la Orden de Loreto. En 1946, tras tener un encuentro místico con Cristo mientras viajaba en tren por el país asiático, la Madre Teresa decidió abandonar la protección que le brindaban los muros de la casa de su congregación en Calcuta, para acudir a los «agujeros negros» de la ciudad en busca de personas necesitadas no sólo de bienes materiales, sino también de amor y atención.
A partir de este momento, nació una orden que hoy cuenta con más de 700 casas repartidas por todo el planeta y un total de 5.000 religiosas, sin contar con el infinito número de voluntarios que, movidos por su ejemplo, invierten sus vacaciones o parte de su tiempo libre en hacer compañía a enfermos terminales recogidos de la soledad de la calle, niños discapacitados, o madres sin recursos.
Amiga de personas tan célebres y a la vez tan dispares como Fidel Castro o la princesa Diana de Gales, la Madre Teresa no distinguió de posiciones económicas ni de religiones. En sus casas se atiende a hindúes, musulmanes o budistas. Como consecuencia, la habitación en la que se encuentra su tumba, en la Casa Madre de las Misioneras en Calcuta, nunca está vacía. Alrededor de la sepultura, se encuentra siempre a gente de todos los credos y orígenes rezando.
En el célebre discurso que pronunció al recibir el Premio Nobel de la Paz en 1979, desafió a todos los presentes a buscar entre sus seres cercanos la pobreza que también impera en Occidente: el rechazo, la soledad, la falta de amor verdadero. Años más tarde, en 1991, se atrevía incluso a escribir una carta a los presidentes de Estados Unidos y de Iraq, George Bush padre y Saddam Hussein respectivamente, para impedir que iniciasen la Guerra del Golfo.
«Acudo a ustedes con lágrimas en los ojos y con el amor de Dios en el corazón, para rogarles por los pobres y por los que se convertirán en pobres si la guerra que todos tememos estalla. Les imploro con todo mi corazón que trabajen, que trabajen duro por la paz de Dios y por reconciliarse», son sólo algunas de las palabras de la desgarradora petición de la Madre.
Sin duda uno de los momentos más queridos de su vida fue la visita de su gran amigo, el Papa Juan Pablo II, a «Nirmal Hriday», la primera casa que la beata fundó en Calcuta y a la que más cariño guardaba por alojar en ella a los moribundos de las calles de la ciudad. «Nirmal Hriday es un lugar de sufrimiento, una casa familiarizada con la angustia y el dolor, un hogar para los indigentes y moribundos. Pero, al mismo tiempo, es un lugar de esperanza, una casa construida sobre el valor y la fe, un hogar lleno de amor. En Nirmal Hriday, el misterio del sufrimiento humano se encuentra con el misterio de la fe y el amor», decribía el Pontífice.
En 1997, a los 87 años de edad, la vida de la «Santa de Calcuta» se apagaba. Seis años más tarde era proclamada beata. Juan Pablo II había autorizado la apertura del proceso de beatificación sin esperar los años reglamentados. Ahora, la Iglesia analiza los milagros que la llevarán a los altares.
«Si alguna vez llego a ser santa, seguramente seré una santa de la oscuridad. Estaré continuamente ausente del Cielo, para encender la luz de aquellos que en la Tierra están en la oscuridad».
Actos en todo el planeta
1. Roma
El próximo 5 de septiembre se celebrará una Santa Misa en la basílica de San Lorenzo en Dámaso, con la participación de las comunidades de vida contemplativa fundadas por la beata.
2. India
En la Casa Madre de las Misioneras en Calcuta se celebrará hoy una Eucarística por la religiosa. El 29 de agosto, Nueva Delhi acogerá una conmemoración pública con la presencia del presidente indio. Además, se presentará la moneda dedicada a la beata.
3. Albania/Kosovo
Los homenajes aumentan en aquellos lugares significativos de la existencia de Madre Teresa. Un ejemplo son las calles de la capital albana, adornadas con la bandera del país y banderillas en blanco y azul, los colores del «sari» que utilizaba la religiosa. En ambos países se ha proclamado el 2010 «Año de Madre Teresa».
4. Estados Unidos
El edificio «Hutchinson Metro Center» del barrio del Bronx en Nueva York se iluminará de azul y blanco, al igual que el portaviones «Intrepid», anclado en la bahía de Manhattan.
RD
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