Kuala Lumpur (Agencia Fides) - La "primavera árabe" está llegando a Oriente. Se anunció para mañana, 9 de julio, el mayor evento de la sociedad civil de Malasia en los últimos 50 años, que tiene previsto reunir a más de 400 mil personas en la capital Kuala Lumpur para pedir "reformas y transparencia". El evento fue lanzado por el movimiento "Berish 2.0" (que significa "limpio"), un foro de más de 80 organizaciones no gubernamentales que desde hace tiempo están dialogando con la Comisión Electoral para pedir elecciones transparentes, honestidad, equidad en el tratamiento de los diferentes partidos , igualdad de oportunidades, y la aplicación de la ley, sin un "doble estándar". La falta de respuesta a las cuestiones planteadas por la Comisión de la sociedad civil - explican fuentes de Fides en Malasia - ha producido malos sentimientos y deseos de protestar públicamente para exponer al gobierno y a toda la nación la urgencia de una reforma global del sistema electoral, cuando falta casi un año para las elecciones generales. El foro crítica, entre otras cosas, la presencia de "votantes fantasmas" en las listas, el voto por correo, las máquinas utilizadas para contar los votos, la no utilización de tinta indeleble y una campaña electoral muy corta.
La iniciativa "Berish 2.0" - que con el "2.0" hace hincapié en su modernidad, el carácter juvenil y la referencia a la amplia utilización de los nuevos medios y redes sociales - ha alertado al gobierno de Malasia, liderado por el partido UMNO, representante de la mayoría malaya. Preocupado por la posible propagación de los movimientos de la "Primavera Árabe" en el país, el primer ministro Najib Razak ha puesto en marcha una serie de medidas extraordinarias: ha cerrado las calles de la capital a la medianoche de hoy para evitar la afluencia de manifestantes de otras partes del país; prohibe las reuniones en las plazas, limitando el evento en un estadio fuera de la ciudad, ha restringido la libertad de movimiento entre los 91 activistas y dirigentes de los movimientos civiles. En las últimas semanas, cuando el Berish había empezado a sensibilizar la conciencia pública, el gobierno respondió declarándolo "ilegal" y arrestó a 200 activistas.
Incluso el rey, figura tradicionalmente escuchada en el país, ha hecho un llamamiento a la calma, pidiendo por el bien de la nación. Los líderes de Berish no han renunciado, anunciando planes para celebrar el evento, apelandose a la libertad que proporciona la Constitución, en la "Merdeka Stadium" en Kuala Lumpur: la estructura tiene un significado histórico y simbólico, ya que fue construida para la Declaración de la independencia de Malasia en 1957.
"La tensión es alta en la capital", señala una fuente de Fides de la comunidad católica de Malasia. "Hay un ambiente de gran expectación, especialmente entre los jóvenes. Se teme que haya enfrentamientos y violencia, pero el movimiento parece pacífico: sólo reclama transparencia y reforma, sin intención revolucionaria. El gobierno, sin embargo, teme posibles consecuencias políticas". Además, continúa la fuente de Fides, emerge en esta circunstancia, el viejo problema de la discriminación que existe en Malasia, donde las políticas nacionales en muchas áreas abiertamente favorecen a los ciudadanos de etnia malaya y de religión musulmana en comparación con otras organizaciones sociales y religiosas (la minoría India y China). "Por supuesto la eliminación de estos privilegios - dijo la fuente - es muy difícil para cualquier gobierno, que es una expresión de la mayoría de la población. Pero sería una señal importante de la justicia y la democracia".
(PA) (Agencia Fides 8/7/2011)
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