Gracias a una novedosa línea de investigación, millones de personas podrán recuperar la vista. ¿Nos hace esto abrir los ojos al resto?
Una vez más, entre catástrofes y conflictos, logramos encontrar entre las páginas de un diario algo que dibuja en nosotros una sonrisa. Gracias a la investigación de un equipo británico, se ha derribado la principal barrera para curar la ceguera. Transplantando fotorreceptores se ha conseguido devolver la vista a ratones ciegos y se prevé que en 10 años la técnica pueda funcionar en personas.
¿Existe algo más emocionante que una persona que vuelve a ver la cara de sus hijos? ¿Alguien a quien la vida le da una segunda oportunidad para disfrutar de la belleza que le rodea? ¿Puede el dinero pagar un logro como este? Por desgracia sí.
La gran mayoría de los ciudadanos podemos llegar a indignarnos por una subida de los impuestos o de los precios, pero rara vez nos alzamos para exigir que estos impuestos se gasten en investigar. La corriente del “carpe diem” nos impide reclamar aquello que puede llegar a ser vital para nosotros el día de mañana. Mientras la prioridad para los gobiernos sea aquello que puede proporcionarnos felicidad a los ciudadanos (y votos para ellos) a corto plazo, seguiremos teniendo que rebuscar entre las noticias para encontrar una que nos dé esperanza.
Desgraciadamente, hay cegueras que no se curan con ningún transplante.
Charles Evans
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