Tuesday, August 30, 2011

Vargas Llosa y la JMJ

Ayer apareció en el periódico El País un artículo de Vargas Llosa sobre el viaje del papa y la JMJ. Es una bonita página, bien escrita y pensada, en la que alaba las jornadas madrileñas y saca sus conclusiones. Hay muchas tesis que defiende el autor que son susceptibles de comentario pero reconozco que algunas palabras me han llenado de interrogantes que quiero compartir con mis lectores. Copio el párrafo al que voy a hacer referencia para mayor claridad. Habla de Ratzinger y dice:
“Su trayectoria es bastante curiosa. Fue, en su juventud, un partidario de la modernización de la Iglesia y colaboró con el reformista Concilio Vaticano II convocado por Juan XXIII.
Pero, luego, se movió hacia las posiciones conservadoras de Juan Pablo II, en las que ha perseverado hasta hoy. Probablemente, la razón de ello sea la sospecha o convicción de que, si continuaba haciendo las concesiones que le pedían los fieles, pastores y teólogos progresistas, la Iglesia terminaría por desintegrarse desde adentro, por convertirse en una comunidad caótica, desbrujulada, a causa de las luchas intestinas y las querellas sectarias. El sueño de los católicos progresistas de hacer de la Iglesia una institución democrática es eso, nada más: un sueño. Ninguna iglesia podría serlo sin renunciar a sí misma y desaparecer. En todo caso, prescindiendo del contexto teológico, atendiendo únicamente a su dimensión social y política, la verdad es que, aunque pierda fieles y se encoja, el catolicismo está hoy día más unido, activo y beligerante que en los años en que parecía a punto de desgarrarse y dividirse por las luchas ideológicas internas”.
Me parece que el escritor defiende a ultranza una Iglesia con pensamiento único en un mundo plural, a sabiendas que eso la reducirá en su número y posiblemente en su pastoral. Juan XXIII pensaba todo lo contrario y en la iglesia española estamos divididos ¿quién tiene razón?
Ha sido maravilloso ver a tanta gente joven viviendo una fe comprometida pero yo conozco mucha gente que ha abandonado la nave, y lo hace porque no está de acuerdo con directrices eclesiásticas que no afectan a la esencia del cristianismo. Ya sé que Dios les acogerá en su seno, pero si creemos que los sacramentos ayudan con su gracia el discurrir de la vida, no nos podemos quedar tan frescos. La pregunta que me hago es ésta: ¿no podríamos, como aconseja San Agustín, ser flexibles en lo que no es esencial para poder defender lo importante y practicar la caridad siempre?

Isabel Gómez Acebo
Cajón de ilusiones
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1 comment:

sonia tolfo said...

La flexibilidad no debe existir sólo en las cuestiones de la Iglesia, sino en todos nosotros, los tiempos lo exigen.