Tuesday, August 23, 2011

Gracias Julio…


"Ahora nos toca a nosotros seguir trabajando al estilo de Jesús"

"Nos dio razones para la esperasnza"


(Javier Baeza).- La tristeza es el sentimiento que nos embarga, en estos momentos iniciales, tras conocer la muerte ya esperada de Julio Lois. Ayer mismo Pedro, hermano mayor de Vallecas, nos decía que la vida tocaba a su fin, que estaba siendo tratado con morfina. Se trataba de poco el tiempo previsto de existencia entre nosotros. Efectivamente a las 21h. de ayer lunes, en su Galicia querida nos dejó.

Los recuerdos que tengo de Julio son muchos. Seguramente la admiración y respeto que por su persona, militante creyente, sentí fue lo que me hizo descubrir las grandes de un hombre que, precisamente, se mostraba tan humilde y sencillo. No sólo en la exposición de sus abultados saberes (que siempre, incluso los legos, entendíamos), cuanto su compromiso con la realidad. Y con la realidad sufriente. Desde aquel frío noviembre de 1996 en el que nos encerramos en la catedral de la Almudena para visibilizar los malos tratos en prisión, cuya avanzadilla negociadora con el cardenal Rouco y sus adláteres encabezó Julio junto a otro puñado de buenos amigos, hasta su inconmovible presencia en la parroquia de San Carlos Borromeo en esas fechas en las que los envites del autoritarismo y la ceguera quisieron acabar con nuestra pequeña comunidad.

Nos animó y se sumó a aquél deseo de conocer más profundamente al hombre "Jesús de Nazaret". Su presencia quincenal en nuestra comunidad, infalible junto a su fidelidad a la asociación de vecinos en Vallecas, fue todo un aire fresco e iluminador para quienes compartimos aquellas veladas. Comenzamos leyendo "La Fe y la Estafa" de Enrique de Castro que él mismo prologó, donde se iban sucediendo interrogantes y cuestionamientos acerca de la transmisión de la fe y la vivencia que de esta, distintas personas del grupo, habíamos tenido en la Iglesia y fuera de ella.

A continuación tuvimos el privilegio de leer y comentar con Julio "Jesús. Aproximación histórica" de Jose Antonio Pagola. Era curioso cómo en dichas reuniones era capaz de hacer entender la propuesta de Jesús a todos: madres, licenciados, chavales, árabes, piadosas... Todos fuimos encontrando, en las sencillas explicaciones de Julio, razones para la esperanza, para la lucha, para seguir volviendo a la realidad y a la realidad de los pobres. Como él mismo se hartó de señalar, los creyentes tenemos que tener "honradez con la realidad".

Esa realidad que compartimos en las luchas del barrio. Las manifestaciones en contra de la privatización de la sanidad, contra la ley de extranjería y a favor de la acogida del otro. Firmando y movilizándonos porque el indulto solicitado para ese padre del barrio que un día erró fuese pronto y positivo. La realidad a la que continuamente nos llevaba desde su "enamoramiento de Jesús". Hecho este que fue, según contestó a las incisivas madres de la parroquia, lo que le motivó hacerse cura.

Recuerdo su aspecto frágil y sencillo. Era como la cara de su otra misma realidad: su firmeza y convicción de que "la injusticia actualmente existente, con todas sus manifestaciones de desigualdad, pobreza, marginación y hasta exclusión, es el hecho mayor o el problema ético más decisivo de la humanidad". Julio nos ha ayudado a entender a aquellos que hablan de Jesús. Como Faus, Pagola y algún otro, su escritura y explicación estuvieron al alcance de los privilegiados de Jesús: los sencillos. Fue capaz de desentrañar los misterios más recónditos del Evangelio desde el compromiso vital a favor de los más pobres.

Por todo esto, nos toca a nosotros y nosotras, discípulos de Julio, seguir trabajando al estilo de Jesús, como él mismo nos enseñó, por un mundo más justo y humano.

RD

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