Saturday, August 20, 2011

Benedicto anuncia que San Juan de Ávila será declarado Doctor de la Iglesia



"No os dejéis intimidar por un entorno en el que se pretende excluir a Dios"

Reivindica el valor del celibato e insta a los sacerdote a "no crear contradicción"



Jesús Bastante, 20 de agosto de 2011 a las 10:45

(Jesús Bastante).- "No os dejéis intimidar por un entorno en el que se pretende excluir a Dios". Benedicto XVI trazó esta mañana una "hoja de ruta" para los más de cinco mil seminaristas de todo el mundo, que siguieron la ceremonia en la catedral de La Almudena. Benedicto XVI celebró la que hasta ahora es la Eucaristía más solemne de toda la JMJ. La más íntima, dedicada a la "cantera" de la Iglesia, un soplo de aire fresco en mitad del desierto vocacional en el que está inmersa la Iglesia española y europea. Al final de la ceremonia, el Papa anunció que declarará, en breve, a San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia.

La Iglesia Católica atribuye oficialmente el título de doctor de la Iglesia a aquellas personas que tienen una autoridad teológica y doctrinal, en razón de la certeza de su pensamiento, la santidad de sus vidas y la relevancia de sus obras. Actualmente existen 33, de los cuales 3 son mujeres.

En su homilía, el Papa agradeció a los jóvenes su ejemplo, que hace que "Cristo sigue llamando a jóvenes discípulos para hacerles apóstoles suyos". Benedicto animó a los seminaristas a "poner vuestros ojos" en el Espíritu para su futuro cometido como siervos del Evangelio. "Como seminaristas, estáis en camino hacia una meta santa: ser prolongadores de la misión que Cristo recibió del Padre", afirmó el Santo Padre.

Ratzigner habló de la "entrega incondicional por todos, incluso por los que lo traicionaron". Para el Papa, "la sangre nos fue dada por Dios como símbolo de alianza", para así destruir el pecado. "La santidad de la Iglesia es ante todo la santidad objetiva de la misma persona de Cristo, de su evangelio y de sus sacramentos, la santidad de aquella fuerza de lo alto que la anima e impulsa". Por ello, instó a los sacerdotes a "ser santos para no crear una contradicción entre el signo que somos y la realidad que queremos significar".

"Meditad bien este misterio de la Iglesia, viviendo los años de vuestra formación con profunda alegría, en actitud de docilidad, de lucidez y de radical fidelidad evangélica, así como en amorosa relación con el tiempo y las personas en medio de las que vivís", recalcó el Pontífice, insistiendo en que "nadie elige el contexto ni a los destinatarios de su misión. Cada época tiene sus problemas, pero Dios da en cada tiempo la gracia oportuna para asumirlos y superarlos con amor y realismo".

Pese a la dureza de las circunstancias, "el sacerdote ha de fructificar en toda clase de obras buenas, guardando para ello siempre vivas en su interior las palabras del día de su Ordenación, aquellas con las que se le exhortaba a configurar su vida con el misterio de la cruz del Señor".

Dar la vida por las ovejas, como el Buen Pastor, es el objetivo de los sacerdotes, para ello, "vuestro corazón ha de ir madurando", en plena disponibilidad para "vivir el celibato por el Reino de los cielos, el desprendimiento de los bienes de la tierra, la austeridad de vida y la obediencia sincera y sin disimulo".

"Pedidle, pues, a Él, que os conceda imitarlo en su caridad hasta el extremo para con todos, sin rehuir a los alejados y pecadores, de forma que, con vuestra ayuda, se conviertan y vuelvan al buen camino", subrayó el Papa, que pidió a los seminaristas estar cerca de los enfermos y de los pobres, con sencillez y generosidad. "Afrontad este reto sin complejos ni mediocridad", sin dejarse "intimidar por un entorno en el que se pretende excluir a Dios y en el que el poder, el tener o el placer a menudo son los principales criterios por los que se rige la existencia".

"Puede que os menosprecien, como se suele hacer con quienes evocan metas más altas o desenmascaran los ídolos ante los que hoy muchos se postran. Será entonces cuando una vida hondamente enraizada en Cristo se muestre realmente como una novedad y atraiga con fuerza a quienes de veras buscan a Dios, la verdad y la justicia", concluyó el Pontífice.

En su saludo inicial, el cardenal Rouco recordó al papa que "estos seminaristas de la JMJ quieren ser santos sacerdotes". "Ésta es una nueva generación de seminaristas", proclamó el cardenal de Madrid, que hoy cumple 75 años y debe, por tanto, presentar su renuncia al Papa. Rouco pidió a Benedicto XVI la protección para ellos y para toda la Iglesia de San Juan de Ávila, cuyas reliquias se trajeron desde Montilla y están en una urna debajo del altar de la Virgen de la Almudena. El patrón del clero español, que pronto, como hoy ha anunciado el Papa, será proclamado Doctor de la Iglesia.

RD

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