La verdad del cristianismo “samaritano y culto”

Julio Lois, "vitalmente comprometido con la causa de los pobres"

Uno de los teólogos "conocidos", de "los que suenan"


(José Ignacio Calleja).- Julio Lois, mi querido amigo, ha fallecido. Julio era un sacerdote de Pontevedra (1935) que tras estudiar Teología y Sociología Pastoral en distintos Centros, marcha en 1966 a Bolivia, con lo que esto va a suponer en su labor teológica y pastoral.

En 1972 se incorpora como profesor al Instituto Superior de Pastoral de la Universidad Pontificia de Salamanca, donde se doctora en Teología con la tesis, Teología de la Liberación: opción por los pobres, IEPALA-Fundamentos, Madrid, 1986. Desde 1973, simultanea su trabajo de profesor, con el ejercicio pastoral como coadjutor en Vallecas (Madrid). A esto une su presencia en varios Consejos de Redacción de Revistas de Teología, en el movimiento comunitario de base y como conferenciante por los mil caminos del mundo. Miembro de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII llegó a ser su Presidente.

Julio LOIS pertenece al grupo de teólogos con "nombre". Quiero decir de "los conocidos", de "los que suenan". LOIS es un especialista en lo que llamamos "las teologías de la praxis", en particular, pero no sólo, de la "teología latinoamericana de la liberación" y, en este contexto, se ha centrado poco a poco en la Cristología.

Otro campo que ha frecuentado es el de "la identidad cristiana y el compromiso socio-político en nuestras sociedades pluralistas y laicas". Cada una de estas afirmaciones está avalada por obras importantes, para cuyo conocimiento remito a la bibliografía que aparece en el libro-homenaje (65-72).

Julio LOIS es un teólogo, intelectual y vitalmente, comprometido con "la causa de los pobres" como "causa de Dios" y, desde esta experiencia, busca una manera peculiar de hacer teología. Esto es importante, porque los pobres, los excluidos, las víctimas, los pueblos olvidados, no son un tema más, ni siquiera un tema nuevo de la teología, sino una "experiencia de dolor y amor" que da lugar a una manera nueva de hacer teología. Esa "prueba" da un vuelco a la persona que la tiene y a su modo de hacer teología. La teología como "inteligencia del (A)amor", suele decirse. Esa teología trata los temas teológicos de siempre, y otros que se van añadiendo, pero lo hace bajo el punto de vista de la preferencia de Dios por los pobres.

"Privilegio epistemológico" de la encarnación solidaria entre los pobres de la tierra, escribe LOIS en el Prólogo de su Teología de la Liberación. Si la teología no acoge esta experiencia como algo central, añado por mi parte, no será cristiana. Julio LOIS es un adelantado en ambas sabidurías, la de la teología y la de encarnación histórica. En realidad, convergen hacia la misma y única Sabiduría.

El pasado 27 de Enero de 2006, dentro de las Jornadas de Teología organizadas por en Instituto Superior de Pastoral de Madrid, se presentaba al público el libro-homenaje a Julio LOIS, titulado: El grito de los excluidos. Seguimiento de Jesús y teología. Coordinado por Antonio Ávila, está editado por el Verbo Divino, en Estella (Navarra). Como dice muy bien el editor en la solapa del libro, más que un homenaje, esta obra ha de ser entendida como el reconocimiento de los compañeros profesores a Julio LOIS y, a la postre, de los amigos y admiradores que han tenido el honor de ser invitados a ella. Dicho esto, no es extraño que en el libro-homenaje, bajo la batuta de Antonio Ávila, coincidiesen, con aportaciones muy notables, nombres como X. Chao Rego, R. Mate, R. Cal, A. Torres Queiruga, F. Martínez, J. I. González Faus, F. Elizondo, J. Mª Castillo, J. A. Pagola, J. J. Tamayo-Acosta, J. Sobrino. L. Maldonado, J. García Roca, L. Briones, J. L. Segovia, J. Martín, Velasco, L. González Carvajal, C. Floristán (+), J. Mª Mardones, X. Etxeberria, y un servidor.

Por cierto, Julio y yo nos hemos tenido un gran afecto, desde que coincidimos y me dirigiera la tesis do; doy fe de la verdad de esta persona. Allá cada cual si le pone al Espíritu carné de identidad. Les recomiendo vivamente su obra. No perderán el tiempo, se lo aseguro.
RD