19 Agosto 11 - - Pablo J. Ginés
Madrid- «Todo el mundo a saltar, que vean que los católicos no somos aburridos». Medio millón de jóvenes cantan «Benedicto». Cuando en la pantalla aparece el Papa en Sídney y dice «nos vemos en Madrid», todos gritan enfervorizados. Los animadores recuerdan que el cristianismo «no es una lista de normas ni una ONG, ni una ideología, es una relación personal con Dios a través de Jesucristo». Unas chicas de Canarias bailan con muy poca ropa para asombro de los indonesios, iraquíes, egipcios y libaneses que les rodean. «Que griten los chicos, que griten las chicas» proclaman los animadores. Elisa, voluntaria de quince años dice que «los peregrinos son increiblemente amables muy solidarios y obedientes». Le acompañan dos amigos, voluntarios de la madrileña parroquia del Espíritu Santo, María de 17 años y Diego de 21. «El Papa tiene un espíritu joven», dice Diego. A todos les parece una «falta de respeto» la manifestación anti-Papa. «Que no nos ataquen, van a por nosotros», protesta María. «A veces nos ven con estas camisetas y nos miran mal, hay mucha gente joven sin formación». Diego dice que le inspira la imagen de Jesús en la Cruz. A María le impresiona más su Resurrección, a Elisa la oración en el Huerto de los Olivos: «ahí vemos que es verdadero Dios y verdadero el hombre, que tiene miedo, que puedes tener miedo y ser santo», dice con casi 16 años. Joaquín, Martín, Pablo y Juan José son estudiantes chilenos de 18 años. Todos quieren compartir la fe con gente de otras culturas y de otros países y tener un recuerdo imborrable de estas Jornadas.
La Razón
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