Entrevista con el cardenal Gianfranco Ravasi sobre la figura del arzobispo emérito de Milán
ANDREA TORNIELLIMILÁN
«Martini era fiel a la doctrina tradicional, tenía una fe como una roca fuerte. Sobre la bioética, la atención del cardenal era la de ver si no había algún matiz que mereciera ser considerado con mayor atención…».
El cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, respondió a las preguntas de Vatican Insider.
Durante muchos años, el cardenal Martini fue presentado como la oposición en persona del Papa Wojtyla. Y últimamente incluso de Ratzinger. ¿Qué piensa al respecto?
Pienso que hay un modo de interpretar la realidad con esquemas principalmente políticos, una clave de lectura mediática y de la cultura de masa. En realidad existe una multiplicidad de acercamientos –es la riqueza de la Iglesia– a la única verdad. También dentro del Nuevo Testamento encontramos la teología de Santiago y la de Pablo, que son diferentes. Así que no consideraría las que usted llamó contraposiciones, sino más bien irradiaciones de los mismos colores. Yo mismo encuentro consonancias en el mensaje de Benedicto XVI como en el mensaje de Martini
En la última entrevista, Martini dijo que la Iglesia tiene 200 años de retraso...
Diferentes juicios históricos en su contexto son legítimos. La Iglesia es “semper reformanda”, por lo que siempre está en marcha. En una estructura tan grande y en un horizonte tan amplio hay recorridos que están más avanzados, otros que todavía tienen que dar algunos pasos. La Iglesia misma abraza no solo todos los territorios, sino también, y paradójicamente, tiempos diferentes, porque ni siquiera la sociedad contemporánea es toda uniforme y hay ambientes culturales que siguen detenidos todavía.
Pero no podrá negar que el cardenal Martini, con respecto a la bioética (en particular sobre el origen y el final de la vida), sostuvo públicamente posturas que, a veces, podían verse como una oposición ante las posturas oficiales de la Iglesia.
Creo que también aquí estamos ante alguien que tenía muy clara en su corazón la fidelidad a la doctrina tradicional. El corazón de Martini era fiel. Y después está también la declinación concreta de muchos aspectos: y estos pueden admitir, a veces, los contrapuntos. Puede haber diferencias, cuando se trata de circunscribir el problema en su conjunto. Pero repito: Martini tenía una gran fe, muy fuerte y sólida. El horizonte en el que se inserta la verdad es un hotizonte en el que hay muchísimas dimensiones, pensemos, por ejemplo, en los aspectos científicos. La atención del cardenal era la de ver si no había algún matiz que mereciera ser considerado con mayor atención. Sin, por ello, cambiar necesariamente la sustancia: sus palabras en contra de la eutanasia lo demuestran claramente.
Fue muy visible la gran participación popular de estos días, incluso a 10 años de que hubiera dejado la arquidiócesis de Milán. ¿Cómo la explica?
Su figura a veces podía considerarse un poco fría. Sin embargo, lo que contaba, en un desierto de grandes personalidades como fue el tiempo en el que vivió, no eran solo su mensaje y su palabra, sino también su persona como tal. Dejó una huella sobre todo como persona, y esta imagen permanece todavía. ¡Cuántas figuras grises, que tal vez han tenido éxito mediático, vemos desaparecer en el olvido! En el caso de Martini, en cambio, nos encontramos frente a una persona que todavía comunica.
Vatican Insider
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