Esta cumbre es parte del Foro de ONG de Inspiración Católica que nació en noviembre de 2007 para apuntalar la colaboración de los “lobistas” entre ellos y con la Santa Sede
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZCIUDAD DEL VATICANO
Son cada vez más y su trabajo es silencioso, la mayor parte de las veces. Operan todos los días en parlamentos, foros y organismos internacionales. Cuando es necesario organizan marchas y así se convierten en el rostro público de una Iglesia que no desea plegarse. Son los “lobistas” católicos pro-vida y pro-familia. El Vaticano convocó a sus más destacados exponentes a una cumbre, en un intento por reforzar una red estratégica.
El encuentro comenzó este jueves 13 de septiembre en Roma bajo el patrocinio de la segunda sección de la Secretaría de Estado de la Santa Sede y del Pontificio Consejo para la Familia. Concluirá el domingo 16.
Se trata de una reunión con tres objetivos: identificar políticas importantes en materia de vida o familia tanto en los sistemas jurídicos locales como internacionales, promover propuestas concretas en el derecho a la vida y el derechos de las familias, así como desarrollar y ampliar una red de Organizaciones No Gubernamentales de inspiración católica ya existente.
Esta cumbre es parte del Foro de ONG de Inspiración Católica (CINGO por sus siglas en inglés) que nació en noviembre de 2007 para apuntalar la colaboración de los “lobistas” entre ellos y con la Santa Sede.
Y es que, durante años, los grupos católicos que operaban en parlamentos y organismos multilaterales actuaban más por buena voluntad que con una mentalidad profesional. En muchos casos no colaboraban entre sí, menos con los representantes del Vaticano. Algunos demostraban demasiada ingenuidad, en un ambiente constelado de poderosos intereses políticos y económicos. En estos términos su labor era casi únicamente testimonial, poco efectiva aunque con loables excepciones.
Aunque tuvo los antecedentes de alianzas varias, el Foro CINGO se convirtió en la prueba tangible que el “lobismo” católico está cambiando. Una nueva tendencia parece imponerse, a diversas marchas, en las nuevas generaciones de católicos empeñados en la militancia pro-familia. Un intento por prepararse para afrontar, de igual a igual, a las industrias del aborto, los anticonceptivos y la lobby homosexual.
Esa plataforma nació como un experimento y creció en los últimos años llegando a cosechar la adhesión de 90 organizaciones, a las cuales se sumaron representantes de varios dicasterios del Vaticano. La diversidad de sus componentes obligó a establecer un único límite de admisión: el compromiso común de trabajar activamente en las instituciones intergubernamentales de corte internacional.
Hoy por hoy el CINGO es más una red que un grupo. Cada asociación mantiene su autonomía total, pero participa de un diálogo dinámico. Desde el 2010 el Foro se dividió en grupos temáticos según los intereses de las organizaciones miembros: educación, migración, desarrollo, familia y asuntos sociales.
La cumbre de estos días corresponde al tema de familia y asuntos sociales. Durante tres días los participantes escucharán pocas ponencias (“La ecología de la persona humana”, “Abortos forzados y torturas” o “Los derechos humanos”) y participarán en varias discusiones grupales. Y además tendrán una capacitación especial que incluirá temas como el establecimiento de la agenda estratégica, las formas de litigio legal, el arte de presidir, y el impacto de la prensa, esta última impartida por el periodista estadounidense Greg Burke, flamante asesor en comunicación de la Secretaría de Estado. Todos los elementos necesarios para dar la batalla, allí donde se toman las decisiones.
Vatican Insider
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