UN REINO DE JUSTICIA Y DE PAZ
Por José María Maruri, SJ
1.- Apoyado en su vieja cachaba sube todos los días por el caminejo de cabras que lleva a lo alto de un pequeño cerro a la espalda de la aldea. Es un hombre ya cargado de hombros, porque la edad se va haciendo sentir. Y su mirada ya cansada se extiende ya desde allá arriba a lo largo del camino que va por el valle y se pierde en la lejanía.
En su viejo corazón pugnan dos sentimientos. El temor de que este sea un día más, y la ilusión de que hoy sea al fin el día en que vea venir por el camino al hijo que partió de casa hace tantos meses.
Esta fue la actitud del padre del hijo pródigo esperando la venida, el adviento del hijo amado. Y ha sido la actitud de tantos padres y madres que han visto dejar la casa por la necesidad de buscar trabajo, o por haberse descarriado del buen camino. En medio de la tragedia de su corazón, el amor a la persona que esperan mantiene siempre viva la esperanza.
2.- Hoy comenzamos el tiempo de adviento:
--la llegada del Señor en Belén de Judá, y que viene a traer la justicia que faltaba en el mundo.
--la llegada del Señor con gran poder y gloria a cumplir aquella promesa: “no tengáis miedo yo he vencido al mundo”
--y la llegada del Señor a cada uno de nosotros que viene a traernos optimismo: “levantad vuestra cabeza, se acerca vuestra liberación”
**en medio de una sociedad agnóstica y escéptica, consumista y materializada, donde reina la fuerza bruta y la violencia.
**en medio de nuestros propios problemas familiares: el paro, las enfermedades, el estrés y las depresiones, la incomprensión entre padres e hijos.
**por la intuición del amor que Dios pone en nuestros corazones hacia ese Señor, Nuestro Salvador, debemos esperar contra toda esperanza, como Abraham esperó.
3.- Capaz es Dios que ante esa corrupción y desintegración de la sociedad crear un Reino de Justicia y de Paz.
Cuando se nos vienen abajo las cosas que creíamos permanentes y eternas e inmutables (como las estrellas del cielo y los elementos del mundo) nuestros ojos deben de volverse al Único que realmente es inmutable, Señor de la Historia, que de los males saca bienes.
Betania
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