Esplendor artístico, y dorado, de la impresionante iglesia San Pedro Apóstol de Andahuaylillas. Es la máxima expresión del barroco andino.
Después de una restauración que duró cuatro años, la iglesia de San Pedro Apóstol de Andahuaylillas en Cuzco, Perú, a cargo de la Compañía de Jesús, hoy luce con todo su esplendor, y será el principal destino del recorrido conocido como: La ruta del barroco andino. La Curia General de los Jesuitas informó que la iglesia, construida en 1610, ahora hace honor al nombre que en su momento se le atribuyó, el de “la Capilla Sixtina de América”.
El templo de San Pedro Apóstol de Andahuaylillas en el Cusco fue presentado esta semana después de un proceso de restauración que duró cuatro años y costó un millón y medio de dólares. Ahora la iglesia luce todo su esplendor y será el destino principal del circuito 'La ruta del barroco andino', que incluye a otros templos del mismo estilo en la provincia de Quispicanchis. Se trata de un recorrido que busca impulsar el desarrollo en la zona a través del turismo.
La iglesia de Andahuaylillas muestra ahora todo el fasto que sus paredes acumularon a lo largo de cuatro siglos. El altar mayor –que preside la Virgen del Rosario– impresiona con el brillo del pan de oro, igual que los marcos de los enormes lienzos que adornan las paredes laterales. A cada lado de la puerta de entrada las imágenes de sus dos frescos principales, Camino al Cielo y Camino al Infierno, han recuperado la potencia evangelizadora que tuvieron durante la Colonia. Los murales que el tiempo y el descuido habían carcomido han reaparecido con sus colores originales. Después de una labor de restauración que duró cuatro años –y que incluyó la mejora estructural del templo–, Andahuaylillas luce ahora brillante y magnífica.
La iglesia, construida en 1610 en reemplazo de una capilla menor, hoy hace honor al nombre que hace tiempo le dieron: la Capilla Sixtina de América. La arquitecta Diana Castillo, responsable residente de la obra, cuenta que durante la restauración hubo varios hallazgos. Quizá el más importante fue una extraordinaria pintura mural del siglo XVII de la Virgen de los Ángeles que estaba detrás de un lienzo de 'La asunción de la Virgen María' ubicado en el Arco Triunfal del templo. El fresco ha sido recuperado y aún falta investigar parte de la composición. Además se han sacado a la luz los murales que adornaban la fachada principal (con figuras de santos y flores), ocultos bajo varias capas de pintura.
"También se encontró un retablo de mampostería y yeso con molduras detrás de un retablo más reciente del Señor de los Temblores", explica la arquitecta Castillo. Otros hallazgos: una vasija de cerámica vidriada del siglo XVII que contenía pigmento ocre usado para pintar los murales primigenios; un candelabro de arcilla con restos de cera de tres siglos; un pincel de madera de sauce con pelo de animal que usaron los pintores mestizos de esta maravilla. Hay varios lugares donde (re)aparecieron pinturas murales que ni siquiera se sabía que existían.
Se ha recuperado, al mismo tiempo, el magnífico artesonado mudéjar del techo con toda su policromía geométrica, 64 esculturas, 45 lienzos de distinto formato, 6 retablos, mobiliario de los últimos cuatro siglos y frescos muy dañados o casi desaparecidos. La arquitecta Diana Castillo llama la atención sobre la recuperación de la portada del baptisterio que tiene la inscripción "Yo te bautizo en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo", escrito en cinco idiomas: español, latín, quechua, aymara y puquina. La mayoría de lienzos coloniales presentes en la iglesia pertenecen a la autoría de Luis de Riaño, discípulo del italiano Angelino Medoro. Él también pintó los frescos Camino al Cielo y Camino al Infierno. Toda su obra ha sido recuperada centímetro a centímetro.
Treinta restauradores trabajaron en la recuperación del templo desde el 2008. En el proyecto se ha invertido un millón y medio de dólares, aportados por el World Monuments Fund y la Fundación Repsol. Durante todo el tiempo de restauración, la iglesia puso un cartel en la puerta: "Abierta por obras". "Estábamos trabajando, pero al mismo tiempo recibíamos visitantes y turistas para que vieran en vivo el proceso de recuperación. La población ha podido ver día a día cómo íbamos avanzando", dice la arquitecta Diana Castillo.
EL CAMINO BARROCO
El último miércoles Andahuaylillas fue presentada ya restaurada al pueblo y a muchos invitados. Ese día la pieza musical 'Hanaq Pacha Kusikuynin', una composición quechua polifónica del siglo XVII, resonó bajo el altar mayor. Es un canto grave, coral, emocionante. Lo interpretaban niños de ese distrito cusqueño con el acompañamiento de la orquesta juvenil Sinfonía por el Perú. Muchos de los presentes, impactados por la belleza barroca de la melodía, empezaron a aplaudir cuando recién se entonaban las primeras líneas.
El compositor de la letra en quechua de ese canto colonial fue el jesuita Juan Pérez de Bocanegra, primer párroco de Andahuaylillas. Él también fue el responsable de la recargada ornamentación del templo para una mejor labor de evangelización. La población indígena –según su concepto– debía sentir temor de Dios y apreciar al mismo tiempo la grandeza de su divinidad. Por eso la abundancia del pan de oro y la gran cantidad de murales catequizadores.
El compositor de la letra en quechua de ese canto colonial fue el jesuita Juan Pérez de Bocanegra, primer párroco de Andahuaylillas. Él también fue el responsable de la recargada ornamentación del templo para una mejor labor de evangelización. La población indígena –según su concepto– debía sentir temor de Dios y apreciar al mismo tiempo la grandeza de su divinidad. Por eso la abundancia del pan de oro y la gran cantidad de murales catequizadores.
Andahuaylillas es un distrito de la provincia de Quispicanchis, Cusco, ubicado a 3.100 metros sobre el nivel del mar y a 37 kilómetros de la capital cusqueña. Produce maíz, papa y artesanía textil. Su economía hoy también se sostiene en el turismo, con las visitas a su templo emblemático. Tras la restauración, el distrito formará parte del programa 'De mi tierra, un producto' del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, que apoya el aprovechamiento que la población hace de un producto o atractivo local para mejorar su calidad de vida.
Y eso no es todo. La Compañía de Jesús, el World Monuments Fund y otras organizaciones han lanzado 'La ruta del barroco andino', un recorrido por templos coloniales de los siglos XVII y XVIII que empieza en la Iglesia de la Compañía en el Cusco y continúa a la provincia de Quispicanchis para visitar la capilla de la Virgen de la Candelaria de Canincunca, el templo de San Juan Bautista de Huaro y finalizar en la iglesia San Pedro Apóstol de Andahuaylillas. La ruta abarca los pueblos surandinos del Cusco.
La capilla de la Virgen de la Candelaria de Canincunca, ubicada en el distrito de Huaro, a 41 kilómetros del Cusco, fue construida en 1620 sobre una huaca preínca y al lado de la laguna de Urcos. En la entrada dos murales coloniales reciben al visitante. "Si deseas que tu tristeza se convierta en alegría, no pases alma ingrata sin rezar un Ave María", dice uno de ellos. Su altar mayor luce cubierto con pan de oro y sus paredes tienen murales con motivos textiles, garzas, chinchillas, picaflores y franjas verticales doradas. La virgen que preside el altar está pintada en piedra.
A diez minutos de ahí está la iglesia San Juan Bautista de Huaro, un templo que casi podría rivalizar en belleza con el de Andahuaylillas. Construido en el siglo XVII, las pinturas murales y los lienzos que lo adornan abarcan hasta comienzos del siglo XIX. En conjunto hay más de mil metros cuadrados de frescos en sus paredes. En la entrada, a ambos lados de la puerta, el pintor Tadeo Escalante, mestizo de la escuela cusqueña, ejecutó su obra cumbre: 'Las Postrimerías'. Se trata de cuatro murales impresionantes que representan el Juicio Final, el Infierno, la Muerte y la Ascensión a los cielos.
Un proyecto de conservación de World Monuments Fund lo restauró entre el 2004 y 2008. Antes en la entrada había una cancha de fútbol con pasto y arcos. Cuando se removió para hacerle un atrio, resultó que debajo ya existía un piso de piedras colonial. Solo tuvieron que desenterrarlo. También está en excelentes condiciones el techo del altar mayor: ahí puede verse el estilo mudéjar de los artesanos y hasta una estrella de David, motivo vinculado al cristianismo hace siglos pero hoy caído en el olvido. A los lados del altar mayor, presidido por San Juan Bautista, hay escenas de la vida del santo y otras de las Sagradas Escrituras. El altar principal está íntegramente cubierto con pan de oro y la parte del tabernáculo y la zona inferior estaban enchapados en plata de alta ley. Pero este último ornamento fue robado en el 2008.
Las iglesias citadas aquí conforman la máxima expresión del barroco andino y son parte de un circuito que busca aprovechar el paso de grupos de viajeros que toman la ruta que va del Cusco a Puno. El objetivo es dar a conocer el arte de estos templos porque son lugares que impactan y emocionan. Por ejemplo, el día que se presentó a Andahuaylillas restaurada, un grupo de 'pablitos' entonó una canción, tradicional y festiva, con el sonido de un violín. El corazón de los presentes se aceleró: era demasiada alegría para tanta belleza.
‘De mi tierra, un producto’
"La cultura y el turismo están llamados a ir de la mano", dijo José Luis Silva, ministro de Comercio Exterior y Turismo, en la presentación de la restaurada iglesia de Andahuaylillas, el miércoles pasado.
Con ello se refería al valor que el templo va a tener para Andahuaylillas como un elemento de orgullo, identidad y también como atractivo local para el turismo y mejorar su calidad de vida.
"Este monumento será el eje dinamizador de otras actividades productivas y de servicios en beneficio de la comunidad", dijo Silva al presentar el programa 'De mi tierra, un producto' que ahora incluye a este distrito cusqueño.
Andahuaylillas es la tercera localidad en beneficiarse con el programa. Ahora será parte de una serie de actividades de promoción a cargo del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo.
AICA y La república, Perú
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