Falleció Giulio Andreotti, gran forjador de las relaciones entre el Vaticano y la política italiana
ANDREA TORNIELLICIUDAD DEL VATICANO
Giulio Andreotti, de entre los políticos italianos de los últimos 60 años, fue el que más cultivó las relaciones con el mundo vaticano. Su primer encuentro con un Papa fue cuando todavía era un niño y vivía cerca del Vaticano. Logró mezclarse con un grupo de peregrinos que estaban siendo recibidos por Pío XI. Pero fue con su sucesor, con el Papa Pacelli, con el que las relaciones se estrecharon fuertemente. Andreotti, primero como dirigente de la Federación Universitaria Católica Italiana (Fuci) y después como joven subsecretario del gobierno De Gasperi, pasó tantas horas en la antecámara de Pío XII que escribió su tesis de licenciatura mientras esperaba ser recibido en el estudio papal. El Papa Pacelli siempre lo recibía al último, haciéndolo esperar muchísimo, pero para poderle decicar más tiempo del que establecía normalmente el protocolo para las audiencias. Andreotti tenía la libertad de darle consejos al Papa y responderle francamente, como cuando Pío XII se quejó de la portada de la revista “La Settimana Incom Illustrata”, juzgada demasiado poco púdica, e indicó que habría escrito una fuerte protesta a los propietarios: «Pero la propietaria es la Santa Sede», le respondió Andreotti al Pontífice enojado.
Como director de la revista “Concretezza”, poco antes del Cónclave de 1958, Andreotti mandó imprimir con seguridad un aportada con la fotografía del patriarca de Venecia, Angelo Roncalli, a quien conocía muy bien. Se había reunido con él poco tiempo antes, y el cardenal le había dicho que «no quería dejar pendientes en Venecia». Por ello había entendido que habría sido él el elegido.
Con Giovanni Battista Montini, Andreotti tenía una vieja costumbre, desde cuando el futuro Papa era el colaborador más cercano de Pío XII. El archivo de Andreotti conserva muchos documentos de su correspondencia y de la atención del Papa por el ex-universitario de la Fuci, con el cual tenía relaciones muy estrechas, sobre todo durante los momentos cruciales de la historia italiana de la época.
En 1978, cuando llegó la elección del “joven” Juan Pabllo II, Andreotti se quedó perplejo, porque, por primera vez, el Papa era más joven que él. Ambos tuvieron muchas ocasiones para reunirse y para colaborar, pero un gesto de afecto y de amistad quedó impreso en la memoria de todos, cuando el Papa Wojtyla, al final de la ceremonia de beatificación de Padre Pío, en 1988, quiso saludar y animar a Andreotti, en medio de la tormenta judicial que se abatía sobre él. También con Joseph Ratzinger tuvo una buena relación e incluso una correspondencia. De 1993 a julio del año pasado, Andreotti dirigió la revista internacional “30Giorni”, dedicada a la Igelsia en el mundo y que publicó muchísimos textos y reflexiones del que habría sido Benedicto XVI.
El Vaticano siempre ha contado con Andreotti, que en su enfoque sobre los problemas de política exterior siempre tuvo en consideración la visión «multilateral» y atenta con el mundo árabe típica de la diplomacia de la Santa Sede.
Vatican insider
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