En la audiencia general, el Papa dejó flores a la patrona del país, cuyo día se celebra hoy, y dejó en sus manos "todas las alegrías y preocupaciones" de sus compatriotas
ROMA.- El papa Francisco pidió hoy especialmente por la Argentina, su país, y por los argentinos, al recordar la festividad de Nuestra Señora de Luján durante la audiencia general de los miércoles.
Al saludar a los peregrinos de lengua española y destacar que se celebra hoy el día de la patrona de la Argentina -cuya imagen presidía la audiencia pública-, el Papa puso en manos de la Virgen de Luján, de la que es muy devoto, "todas las alegrías y preocupaciones de los argentinos".
"En este día de la Virgen de Luján, celestial patrona de Argentina, un aplauso a la Virgen de Luján", pidió el Papa. "¡No escucho! ¡Más fuerte!", arengó, saliéndose del protocolo y provocando apalusos de los cientos de miles de peregrinos presentes, entre los cuales muchos argentinos. "En este día de la Virgen de Luján deseo hacer llegar a todos los hijos de esas queridas tierras argentinas mi sinecero afecto, a la vez que pongo en manos de la Santísima Virgen todas sus alegrías y preocupaciones", dijo. Fue la primera vez que el Papa argentino mencionó especialmente a su país en público.
Como siempre ocurre los miércoles, antes del comienzo de la audiencia el Papa tuvo un enésimo baño de multitud. Recorrió durante media hora la Plaza de San Pedro, llena de fieles de todo el mundo. Besó y bendijo bebes que le alcanzaron desde la multitud y se bajó dos veces del papamóvil para abrazar y confortar a enfermos en sillas de ruedas, discapacitados y chicos con síndrome de Down.
Al llegar al sagrato de la Plaza, antes de dar comienzo a la catequesis, se detuvo a orar unos segundos en silencio ante la imagen de la Virgen de Luján, colocada hoy a la derecha de su trono, homenajeándola con un ramo de flores blancas.
Durante la catequesis, Francisco habló del Espíritu Santo. "El tiempo pascual es por excelencia el tiempo del Espíritu Santo, que culmina con la Solemnidad de Pentecostés (...), el cristiano es un hombre espiritual, una persona que piensa y actúa siguiendo la inspiración del Espíritu Santo", explicó. Saliéndose del texto que leía, en un momento el Papa preguntó: "¿nosotros escuchamos lo que nos dice el Espíritu Santo? ¡El Espíritu Santo nos dice Dios te ama, Dios es papá, Dios es amor, Dios es misericordia!", dijo.
Al final de la audiencia, como también se ha hecho costumbre, el Papa no sólo saludó a quienes estaban en la parte VIP del sagrato, sino también a centenares de enfermos en silla de ruedas, a quienes bendijo y dedicó al menos media hora, en imágenes conmovedoras. Como siempre, fue aclamado al grito de "¡Francesco! ¡Francesco!".
Elisabette Piqué
La Nación
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