“No veo problemas graves de ruptura (en el Sínodo)”, aseguró el cardenal José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZCIUDAD DEL VATICANO
Ningún problema grave de división o ruptura. La “Relatio post disceptationem”, el documento de trabajo que resume los discursos de la primera semana del Sínodo de los Obispos “tiene limitaciones”, pero es una “fotografía fiel” de lo dicho por los padres sinodales. Así lo afirmó el cardenal José Francisco Robles Ortega, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
El arzobispo de Guadalajara es un actor importante en los trabajos de la asamblea episcopal. Fue elegido como moderador de uno de los dos “círculos menores” (Ibericus “A”), los grupos lingüísticos que han trabajado en mejorar el contenido de la relación después de las disertaciones. Hablando con los periodistas señaló:
¿Nos puede explicar qué ha sucedido con la “Relatio”, el documento publicado a mitad del Sínodo y que tantas opiniones encontradas ha generado?
El documento trata de ser la síntesis de todas las intervenciones en el aula, el tiempo para hacer una síntesis es muy breve, desde luego que puede tener carencias y limitaciones, lo importante es que se trata de un texto provisional, de trabajo y ahora, en los círculos menores, lo que estamos haciendo es señalando los puntos que nosotros consideramos que fueron claramente expresados en el aula y que no aparecen. Estamos reiterando esos puntos.
¿Cuáles serían esos puntos?
Depende de cada grupo. Se trata de enriquecer, a partir de ese documento, las propuestas para la relación final del Sínodo, que va a ser el siguiente documento. Sabemos que esas contribuciones que salgan del aporte de los círculos menores deberán volver a las diócesis para ser estudiadas, enriquecidas, corregidas y ya que regresen a Roma, se va a construir el documento para preparar la asamblea ordinaria del Sínodo del 2015. Nuestra labor en los círculos es señalar las carencias, añadir lo que no está y se pone a la consideración de la asamblea plenaria para su votación.
¿Qué faltaría en ese documento (la “Relatio”) o qué haría falta modificar?
Por ejemplo, he escuchado que se ha puesto mucho el acento en el tema de los divorciados y vueltos a casar, que sí se tocó y profundizó, el tema de los homosexuales que también se abordó. Pero existen otras situaciones que hieren a la familia y al matrimonio que no están suficientemente asumidas o reflejadas, como que se capitalizó y se centró la atención de más en eso, dejando de lado otros aspectos. Están claros para todos los padres sinodales el magisterio y la doctrina de la Iglesia, la enseñanza permanece firme, asumida y reiterada, pero la inquietud es cómo, desde ahí, responder a las realidades que vive la familia en este momento.
¿Qué es lo salvable de la “Relatio”?
Todo. Es un documento que refleja el trabajo de los padres sinodales.
Entonces usted cree que es una fotografía fiel y honesta de los trabajos en la asamblea.
Desde mi punto de vista sí y en mi grupo de trabajo se asume así, pero ya comenté que tiene limitaciones, que estamos ocupados en retomar los puntos que falta y volverlos a señalar.
Las supuestas divisiones en el Sínodo que ha reportado la prensa, ¿corresponden a la verdad?
Doy cuenta del grupo en el cual he estado inmerso desde que se ha publicado el documento y ahí no hay absolutamente ninguna división. No he tenido la oportunidad de captar las posiciones en una asamblea plenaria otra vez, si es que hay voces divergentes. Yo no veo un problema grave de ruptura o de fractura en el Sínodo.
¿Cuál es el aporte que va a dejar este Sínodo?
Se va a reflejar el esfuerzo que hicimos los sinodales, junto con el Papa, de asumir las respuestas de toda la Iglesia al cuestionario, de tratar de estructurarlas, de darles una jerarquía y dejar abierto el camino para que esto se siga profundizando en las diócesis.
Vatican Insider
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