Saturday, October 18, 2014

El Papa: la Iglesia tiene las puertas abiertas de par en par


A los necesitados, no solo a los justos; tenemos un año para madurar y no se trata de un litigio entre fracciones; el Pontífice garantiza la unidad y que nadie puso en duda la indisolubilidad o la procreatividad del matrimonio

IACOPO SCARAMUZZICIUDAD DEL VATICANO

«Queridos hermanos y hermanas, ahora tenemos un año para madurar, con verdadero discernimiento espiritual, las ideas propuestas y encontrar soluciones concretas a muchas dificultades e innumerables desafíos que las familias deben afrontar, a dar respuestas a todos los desánimos que rodean y sofocan a las familias». Papa Francisco tomó la palabra al concluir el Sínodo extraordinario sobre la familia, después de la votación sobre la relación final que no llegó a obtener los dos tercios necesarios de los consensos en tres párrafos clave, y pronunció un discurso (que concluyó con una ovación de cinco minutos) en el que puntualizó que la Iglesia tiene «las puertas abiertas de par en par» a los «necesitados», «no solo a los justos», y recordó que no se trata de un «litigio» con «una parte o con otra». El Pontífice garantizó, pues, la unidad durante el debate sinodal  y nunca nadie puso en duda la indisolubilidad o la procreatividad matrimoniales. 



La «Relatio Synodi», subrayó Bergoglio, es el «resumen fiel y claro de todo lo que fue dicho y discutido en esta aula y en los círculos menores» desde que comenzó el Sínodo el pasado 5 de octubre. El texto, como ya se había anunciado, será publicado y presentado a las Conferencias Episcopales de todo el mundo como «Lineamenta», es decir como un documento base para el Sínodo ordinario que se llevará a cabo en octubre de 2015.


«Podría decir serenamente que (con un espíritu de colegialidad y sinodalidad) hemos vivido verdaderamente una experiencia de Sínodo, un recorrido solidario, un ‘camino juntos’», dijo Francisco después de haber agradecido a todos por su trabajo. «Y, habiendo sido un camino, hubo momentos de carrera veloz, casi como si se hubiera querido competir con el tiempo y alcanzar lo antes posible la meta; otros momentos de fatiga, como si se hubiera querido decir: ‘Basta’; otros momentos de entusiasmo y ardor. Hubo momentos de profundo consuelo al escuchar el testimonio de los verdaderos pastores que llevan el el corazón sabiamente las alegrías y las lágrimas de sus fieles».

Con típico lenguaje espiritual jesuita, Papa Francisco dijo que, durante las dos semanas de discusión, «con las consolaciones también hubo otros momentos de desolación, de tensión y de tentaciones», que indicó: «la tentación de la rigidez hostil, es decir querer encerrarse dentro de lo escrito (la letra) y no dejarse sorprender por Dios», o sea, la tentación «de los celadores, de los escrupulosos, de los premurosos» de los tiempos de Jesús y , hoy, de los «tradicionalistas» y también de los «intelectualistas»; después, «la tentación» del ‘buenismo’ que destruye, que en nombre de una misericordia «embustera cubre las heridas sin antes curarlas ni medicarlas, que trata solo los síntomas y no las causas y las raíces»; y, finalmente, la «tentación de los llamados progresistas y liberalismos», la «tentación de bajar de la cruz, para acontentar a la gente», la de «descuidar el ‘depositum fidei’, considerándose no custodios sino propietarios y dueños» o, por otra parte, la «tentación de descuidar la realidad usando una lengua minuciosa y un lenguaje» de entelequias «para decir muchas cosas y ninguna», con «bizantinismos».

«En lo personal, me habría preocupado mucho si no se hubieran presentado estas tentaciones ni estas discusiones animadas, este movimiento de los espíritus», continuó Bergoglio. «Si todos hubieran estado de acuerdo o hubieran estado taciturnos en una falsa y quieta paz», pero, por el contrario, constató Francisco, hubo «discursos e intervenciones llenos de fe, de celo pastoral y doctrinal, de sabiduría, de franqueza, de valentía y de parresía», y nunca se pusieron en «discusión las verdades fundamentales del sacramento del matrimonio: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la procreatividad».

La Iglesia «no tiene miedo de comer y beber con las prostitutas y los publicanos», dijo el Papa, «tiene las puertas abiertas de par en par para recibir a los necesitados, los arrepentidos y no solo a los justos o a aquellos que creen ser perfectos», «no  se avergüenza del hermano caído y no hace finta de no verlo». En este sentido, subrayó, no es cierto que la Iglesia esté en un «litigio» entre partes, como dijeron «muchos comentadores o gente que habla».

Y concluyó sosteniendo que “cuando la Iglesia se expresa en comunión, no puede equivocarse: es la belleza y la fuerza del sensus fidei de aquel sentido sobre natural de la fe, que viene dado por el Espíritu Santo para que, juntos, podamos todos entrar en el corazón del Evangelio y aprender a seguir a Jesús en nuestra vida, y esto no debe ser visto como motivo de confusión y malestar.

Dijo que “la Iglesia es de Cristo y todos los Obispos con el Sucesor de Pedro, tienen la tarea y el deber de custodiarla y de servirla, no como patrones sino como servidores. El Papa en este contexto no es el señor supremo sino más bien el supremo servidor; el garante de la obediencia, de la conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y al Tradición de la Iglesia poniendo de parte todo arbitrio personal, aunque – por voluntad de Cristo mismo – “el pastor y doctor supremo de todos los fieles” (Can. 749) y además gozando “de la potestad ordinaria que es suprema, plena, inmediata y universal de la iglesia” (Cf. Cann. 331-334)”.

El Vicario de Cristo explicó que “todavía tenemos un año para madurar con verdadero discernimiento espiritual, las ideas propuestas y encontrar soluciones concretas a las tantas dificultades e innumerables desafíos que las familias deben afrontar; para dar respuesta a tantos desánimos que circundan y sofocan a las familias, un año para trabajar sobre la “Relatio Sinody” que es el reasunto fiel y claro de todo lo que fue dicho y discutido en esta aula y en los círculos menores.

Vatican Insider

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