Cardenal Ezzati: "No estamos solos en la lucha"
Mons. Guillén: "El Espíritu Santo nos conduce sin manejar libertades"
El padre sinodal Card. Ricardo Ezzati Andrello, Arzobispo de Santiago de Chile resalta la experiencia del sínodo en el que, si bien se ha constatado que los problemas son globalizados, también se ha experimentado que la respuesta es globalizada: la respuesta de la cercanía, la respuesta de la comprensión, del acompañamiento. Voces alineadas con el pensamiento de Papa Francisco que pide tener una actitud de misericordia y atención hacia las personas.
El Cardenal Ezzatti en su intervención en el sínodo tocó temas cercanos a la vida de Chile: "Se está viviendo un cambio cultural muy profundo que afecta a las personas y al núcleo familiar", expresó ante los micrófonos de Radio Vaticana. "Basta pensar - prosiguió - que en Chile el setenta por ciento de los niños que nacen, nacen fuera del matrimonio", "que un cuarenta por ciento de casados por Iglesia se han divorciado y se han vuelto a casar". Asimismo señaló que los matrimonios son cada vez más conflictivos y se deja muy rápidamente de luchar para mantener unida a la familia.
Frente a todo esto, manifestó el prelado, no basta anunciar una verdad, sino se necesita sobre todo un corazón de buen pastor que no sólo vea, sino que se conmueva y se ponga en acción para ayudar a salir de las dificultades que tienen las familias: "ser una Iglesia que escucha, que sirve, acompañando muy de cerca a las personas".
"Hay una esperanza que surge del Evangelio del Señor, y es que el Señor es Buen Pastor: no estamos solos en la lucha. Las dificultades son reales pero no cierran el camino. Siempre tenemos la posibilidad y la gracia de poder sentir que el Señor camina con nosotros, hace suyas nuestras dificultades y nos encamina hacia el encuentro".
Reflexión en busca de conclusiones
"Una asamblea impresionante por la profundidad de doctrinas que se manifiestan y la visión real y objetiva de las situaciones que padecen las familias en el contexto socio económico, político, filosófico y cultural de nuestro tiempo". Así definió Mons. Oscar Gerardo Fernández Guillén, Obispo de Puntarenas y Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica el camino sinodal que se está recorriendo en estos días.
"En Costa Rica pensamos por una parte en los problemas económicos que afectan a las familias", porque "si bien la economía nacional no está en debacle, crece la pobreza". Sobre la violencia intrafamiliar, la desintegración de las familias, el aumento de divorcios, Mons. Fernández Guillén exhorta: "Aunque estemos pasando situaciones dramáticas y pareciera que todo está perdido, no es así, acudamos al Señor con actitud humilde: Él sabrá sostenernos y sabrá llevarnos adelante".
(RD/RV)
El Señor, Buen Pastor, camina con nosotros, hace suyas nuestras dificultades y nos encamina hacia el encuentro. Card. Ezzati
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El padre sinodal Card. Ricardo Ezzati Andrello, Arzobispo de Santiago de Chile resalta la experiencia del sínodo en el que, si bien se ha constatado que los problemas son globalizados, también se ha experimentado que la respuesta es globalizada: la respuesta de la cercanía, la respuesta de la comprensión, del acompañamiento. Voces alineadas con el pensamiento de Papa Francisco que pide tener una actitud de misericordia y atención hacia las personas.
El Cardenal Ezzatti en su intervención en el sínodo tocó temas cercanos a la vida de Chile: “Se está viviendo un cambio cultural muy profundo que afecta a las personas y al núcleo familiar”, expresó ante los micrófonos de Radio Vaticana. “Basta pensar – prosiguió – que en Chile el setenta por ciento de los niños que nacen, nacen fuera del matrimonio”, “que un cuarenta por ciento de casados por Iglesia se han divorciado y se han vuelto a casar”. Asimismo señaló que los matrimonios son cada vez más conflictivos y se deja muy rápidamente de luchar para mantener unida a la familia. Frente a todo esto, manifestó el prelado, no basta anunciar una verdad, sino se necesita sobre todo un corazón de buen pastor que no sólo vea, sino que se conmueva y se ponga en acción para ayudar a salir de las dificultades que tienen las familias: “ser una Iglesia que escucha, que sirve, acompañando muy de cerca a las personas”.
“Hay una esperanza que surge del Evangelio del Señor, y es que el Señor es Buen Pastor: no estamos solos en la lucha. Las dificultades son reales pero no cierran el camino. Siempre tenemos la posibilidad y la gracia de poder sentir que el Señor camina con nosotros, hace suyas nuestras dificultades y nos encamina hacia el encuentro”.
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