El Papa recibió la tarde-noche de este martes al presidente de Bolivia, Evo Morales, en un “encuentro privado e informal”. Mientras tanto, en el país sudamericano crece la tensión entre los obispos y el gobierno
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZCIUDAD DEL VATICANO
Un “encuentro privado e informal”, que “no fue organizado a través de los normales canales diplomáticos”. Con esas palabras el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, anunció a los periodistas la reunión que sostuvieron –la tarde de este martes- el Papa Francisco y el presidente de Bolivia, Evo Morales. Sus declaraciones no fueron casuales, salieron al paso de una intensa controversia protagonizada en los últimos días por el presidente de la Cámara de Diputados y la Conferencia Episcopal de ese país.
La sala de prensa de la Santa Sede no ofreció detalles sobre la cita entre el pontífice y el mandatario. Su director, Lombardi, el mediodía de hoy precisó -en una nota- que “la visita al Vaticano del presidente Morales se debió a su participación en el Encuentro Internacional de Movimientos Populares, organizado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz, cuyos participantes fueron recibidos por el Papa esta mañana”.
Y agregó: “Por lo tanto no fue organizada a través de los normales canales diplomáticos. El encuentro privado e informal entre el santo padre y el presidente, que tendrá lugar estar tarde, es una expresión de afecto y cercanía al pueblo y a la Iglesia boliviana y un sostén al mejoramiento de las relaciones entre las autoridades y la Iglesia en el país”.
Un “mejoramiento de relaciones” que parece urgente y necesario. En especial tras la polémica que desató –el 23 de octubre- el presidente de la Cámara de Diputados y parlamentario del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido político de Morales. Marcelo Elio acusó al cardenal Julio Terrazas, arzobispo emérito de Santa Cruz de la Sierra, de tomar una postura “derechista”, “pro oligárquica”, “pro imperialistas” y “alejada de la Biblia”. Además sugirió que el presidente tiene buena relación con la mayoría de los obispos menos con el purpurado y pidió una mayor colaboración.
A sus dichos respondió la secretaría general de la Conferencia Episcopal Boliviana. Lo hizo con una nota en duros términos, en la cual defendió la trayectoria de Terrazas “a favor de los sectores más pobres del país “y “su defensa incondicional de la verdad y la justicia social”. El texto, difundido el viernes 24, aclaró que -desde marzo pasado- los obispos gestionaron ante la Cancillería una petición “para abrir un canal de diálogo permanente sobre varios temas”, pero “la gestión no ha merecido hasta la fecha una respuesta”.
“Respecto al anuncio del viaje del señor presidente para una entrevista con el Papa en el Vaticano la próxima semana, no tenemos ninguna confirmación oficial diplomática sobre esta posibilidad”, apuntó la nota. Incluso hasta este mismo martes, la conferencia episcopal daba por descontado que no habría tal encuentro privado entre Francisco y Morales. Pero la cita finalmente se concretó y cayó como un balde de agua fría entre los obispos bolivianos.
Por lo pronto, según pudo saber el Vatican Insider, la audiencia tuvo lugar en la residencia papal, la Casa Santa Marta, en torno a las 19:00 horas de Roma. Esto luego de la conferencia que dictó el mandatario sudamericano en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, una cumbre que convocó a líderes de organizaciones sociales de diversos países.
Morales y Bergoglio ya se habían saludado la mañana de este martes en el Aula Vieja del Sínodo, poco antes de un largo discurso que pronunció el pontífice y en el cual reclamó por “tierra, trabajo y techo para” todos. Fue un momento breve, con unas breve palabras del presidente. Desde un principio Lombardi había aclarado que su asistencia al encuentro era “en calidad de líder de los movimientos sociales indígenas”.
En la misma Aula Vieja del Sínodo, ubicada en el corazón del Estado Pontificio, el “compañero Evo” –como lo llamaron en todo momento los organizadores- compareció ante unas 200 personas con una conferencia del título: “Plurinacionalidad, Estado y Movimientos Populares”.
Luego de agradecer al “hermano Papa”, su reflexión partió de la pregunta: “¿Cómo acabar con el capitalismo?”. El discurso, de unos 40 minutos, fue una explicación del programa doctrinario de su gobierno que incluyó ejemplos concretos. Criticó al sistema capitalista porque en él “no existen objetos sagrados”, “todo se vende y se compra” para generar una “sociedad excluyente, generadora de opulencia y de pobreza”.
“El gran pecado del humanismo es el capitalismo, por eso en Bolivia los movimientos sociales propusimos refundar la democracia y la política para empoderar a los pobres y a los pueblos”, dijo. Lamentó por “500 años de invasión europea”, aunque pidió “perdón a los europeos presentes”. También pidió disculpas cuando arremetió “contra las monarquías”, también de Europa, contra “las oligarquías y las jerarquías”.
Condenó la guerra, la usurpación de la tierra, la venta de armas, la contaminación ambiental y el consumismo. Se mofó de Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y del “Consejo de Inseguridad” de las Naciones Unidas, chistes que les fueron festejados por los presentes.
“Una vez me dijeron: cuídate de la embajada de Estados Unidos. ¿Por qué? Pregunté. Porque donde hay embajador de Estados Unidos hay golpes de Estado. En el único lugar donde no hay golpes es en Estados Unidos, porque ahí no hay embajadores suyos”, bromeó. Al terminar su intervención, al filo de las 18:30 horas, sin incluir tiempo para preguntas y respuestas, el presidente salió del lugar con destino a la Casa de Santa Marta, donde lo esperaba el Papa.
La sala de prensa de la Santa Sede no ofreció detalles sobre la cita entre el pontífice y el mandatario. Su director, Lombardi, el mediodía de hoy precisó -en una nota- que “la visita al Vaticano del presidente Morales se debió a su participación en el Encuentro Internacional de Movimientos Populares, organizado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz, cuyos participantes fueron recibidos por el Papa esta mañana”.
Y agregó: “Por lo tanto no fue organizada a través de los normales canales diplomáticos. El encuentro privado e informal entre el santo padre y el presidente, que tendrá lugar estar tarde, es una expresión de afecto y cercanía al pueblo y a la Iglesia boliviana y un sostén al mejoramiento de las relaciones entre las autoridades y la Iglesia en el país”.
Un “mejoramiento de relaciones” que parece urgente y necesario. En especial tras la polémica que desató –el 23 de octubre- el presidente de la Cámara de Diputados y parlamentario del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido político de Morales. Marcelo Elio acusó al cardenal Julio Terrazas, arzobispo emérito de Santa Cruz de la Sierra, de tomar una postura “derechista”, “pro oligárquica”, “pro imperialistas” y “alejada de la Biblia”. Además sugirió que el presidente tiene buena relación con la mayoría de los obispos menos con el purpurado y pidió una mayor colaboración.
A sus dichos respondió la secretaría general de la Conferencia Episcopal Boliviana. Lo hizo con una nota en duros términos, en la cual defendió la trayectoria de Terrazas “a favor de los sectores más pobres del país “y “su defensa incondicional de la verdad y la justicia social”. El texto, difundido el viernes 24, aclaró que -desde marzo pasado- los obispos gestionaron ante la Cancillería una petición “para abrir un canal de diálogo permanente sobre varios temas”, pero “la gestión no ha merecido hasta la fecha una respuesta”.
“Respecto al anuncio del viaje del señor presidente para una entrevista con el Papa en el Vaticano la próxima semana, no tenemos ninguna confirmación oficial diplomática sobre esta posibilidad”, apuntó la nota. Incluso hasta este mismo martes, la conferencia episcopal daba por descontado que no habría tal encuentro privado entre Francisco y Morales. Pero la cita finalmente se concretó y cayó como un balde de agua fría entre los obispos bolivianos.
Por lo pronto, según pudo saber el Vatican Insider, la audiencia tuvo lugar en la residencia papal, la Casa Santa Marta, en torno a las 19:00 horas de Roma. Esto luego de la conferencia que dictó el mandatario sudamericano en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, una cumbre que convocó a líderes de organizaciones sociales de diversos países.
Morales y Bergoglio ya se habían saludado la mañana de este martes en el Aula Vieja del Sínodo, poco antes de un largo discurso que pronunció el pontífice y en el cual reclamó por “tierra, trabajo y techo para” todos. Fue un momento breve, con unas breve palabras del presidente. Desde un principio Lombardi había aclarado que su asistencia al encuentro era “en calidad de líder de los movimientos sociales indígenas”.
En la misma Aula Vieja del Sínodo, ubicada en el corazón del Estado Pontificio, el “compañero Evo” –como lo llamaron en todo momento los organizadores- compareció ante unas 200 personas con una conferencia del título: “Plurinacionalidad, Estado y Movimientos Populares”.
Luego de agradecer al “hermano Papa”, su reflexión partió de la pregunta: “¿Cómo acabar con el capitalismo?”. El discurso, de unos 40 minutos, fue una explicación del programa doctrinario de su gobierno que incluyó ejemplos concretos. Criticó al sistema capitalista porque en él “no existen objetos sagrados”, “todo se vende y se compra” para generar una “sociedad excluyente, generadora de opulencia y de pobreza”.
“El gran pecado del humanismo es el capitalismo, por eso en Bolivia los movimientos sociales propusimos refundar la democracia y la política para empoderar a los pobres y a los pueblos”, dijo. Lamentó por “500 años de invasión europea”, aunque pidió “perdón a los europeos presentes”. También pidió disculpas cuando arremetió “contra las monarquías”, también de Europa, contra “las oligarquías y las jerarquías”.
Condenó la guerra, la usurpación de la tierra, la venta de armas, la contaminación ambiental y el consumismo. Se mofó de Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y del “Consejo de Inseguridad” de las Naciones Unidas, chistes que les fueron festejados por los presentes.
“Una vez me dijeron: cuídate de la embajada de Estados Unidos. ¿Por qué? Pregunté. Porque donde hay embajador de Estados Unidos hay golpes de Estado. En el único lugar donde no hay golpes es en Estados Unidos, porque ahí no hay embajadores suyos”, bromeó. Al terminar su intervención, al filo de las 18:30 horas, sin incluir tiempo para preguntas y respuestas, el presidente salió del lugar con destino a la Casa de Santa Marta, donde lo esperaba el Papa.
Vatican Insider
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