Las escuelas Nafa ofrecen una segunda oportunidad a las niñas guineanas
Esta tarde, algo más de una docena de niñas y jóvenes de 10 a 24 años se han reunido en el centro Nafa de la localidad. Escuchan atentamente a su maestro, que les explica cómo organizar un proyecto personal, ya se trate de un cursillo práctico o una cooperativa.
Las niñas y jóvenes que acuden al centro Nafa tienen mucho en común. Por diversas razones económicas o socioculturales, todas abandonaron sus estudios a muy corta edad o nunca asistieron a clases en la niñez.
Hasta hace poco tiempo, muchos padres consideraban que sólo los varones debían ir a la escuela. A las niñas se les mantenía en el hogar, donde atendían a los miembros más jóvenes de la familia y colaboraban con las labores domésticas. En las zonas rurales se consideraba que la educación de las niñas no era una buena inversión.
Sin embargo, las campañas de concienciación pública sobre los derechos de la niñez, la igualdad de los géneros y los beneficios que ofrece la educación a toda la comunidad han logrado modificar lentamente esos puntos de vista.
“Aquí enseñamos en tres años los principios pedagógicos instrumentales -la lectura, la escritura y la aritmética- que en el sistema tradicional requieren seis años de estudio”, afirma Salimatou Bah, jefe del cuerpo docente del centro. “Cuando las niñas terminan nuestro ciclo primario, están capacitadas para rendir el examen tradicional de la escuela secundaria”.
UNICEF brinda su apoyo a los centros Nafa mediante el suministro de equipos y ayuda para el mejoramiento de los ámbitos de estudio y trabajo. Así mismo, asesora al Ministerio de Educación mediante la elaboración de directrices para los centros Nafa, a fin de que continúen brindando a las niñas los conocimientos y las aptitudes que necesitan para progresar plenamente en la vida. Además de impartirles conocimientos y aptitudes básicas, los centros alientan a las niñas a que alimenten sueños ambiciosos.
“Cuando me preguntan hasta dónde quiero llegar, contesto que quiero un doctorado o un título docente’, comenta Aminata Bountourabi Soumah. “En otras palabras, quiero terminar todos mis estudios”.
Varias niñas y jóvenes guineanas escuchan a su maestro en el centro Nafa, en la localidad de Dubreka. Allí, las alumnas reciben educación básica y adquieren los conocimientos y aptitudes que necesitarán para poner en marcha sus propios negocios
Michèle Akan Badarou,
Conakry, Guinea, 11/10/2007
Ampliando miras:
MUJERES EN LA UNIVERSIDAD
Quizás uno de los pilares más importantes que ha ido escalando la mujer en su camino por lograr superar las diferencias de trato respecto a los hombres ha sido el acceso a estudios universitarios.
La Universidad capacita para la vida profesional y pública, ayuda a salir del localismo y sitúa a la persona en el centro de muchas actividades. Aún así, sigue habiendo diferencias considerables entre hombres y mujeres en el tipo de estudios universitarios elegidos.
Las mujeres eligen estudios de Humanidades, Pedagogía y Medicina o similar; los varones eligen mayoritariamente carreras de Ciencias Naturales e Ingeniería.
Esta elección académica marca claramente la posición que los estudiantes masculinos y femeninos van a tener cuando se incorporen al mundo laboral. Aunque las mujeres cada vez ocupan más puestos de responsabilidad los hombres siguen ocupando puestos mejor pagados y con más prestigio social.
Gesto para hoy:
Proponte aprender alguna cosa nueva hoy.
Piensa en algo que siempre te hubiera deseado saber, ponte manos a la obra, no lo dejes para mañana, tu conocimiento puede serle útil a alguien de tu entorno.
Oración:
Señor,
hoy te pedimos por todos los profesores de nuestro mundo.
Ayúdales a no desfallecer en su trabajo diario,
a ser pacientes y sensibles con su alumnado
y a transmitir la esperanza de que es posible
un mundo mejor en el que reine la justicia.
Amén
Más información de Guinea, aquí
Fuente: Ágora Marianista
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